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Inicio / Cuenteros Locales / awamarina / LA LÍNEA QUE SEPARA LA RAZÓN

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¿Que sucede cuando todos te toman por un demente desequilibrado?.

Muchas veces me pregunte donde esta la línea que se traspasa para pasar de ser alguien normal, a ser un desequilibrado con brotes sicóticos.
Exactamente no puedo precisarlo, pero en mi caso todo comenzó apartir de aquella noche en la que jugamos a la ouja.

¿Quién no lo había hecho alguna vez?Se preguntaran, yo nunca lo había hecho antes.

Nos sentamos alrededor de la mesa, nos cogimos de las manos, dejamos la mente más en blanco de lo habitual y colocamos los dedos sobre aquella especie de estrella de David.
Comenzó a preguntar cosas banales y la estrella se movía de letra a letra.
Yo era algo escéptico, en el fondo pensaba que si se movía era porqué la movían los demás.

Pero en realidad no era así, aquella fuerza, ser o como quieras llamarle, era quien lo hacía.
Las siguientes sesiones fueron excitantes, descubrimos que se llamaba Salhak y que había vivido en el siglo XVII.
No sabía nada de la ouja, ni de su significado en aquel siglo.Más tarde me enteré que en aquella época se creía que el violín era un instrumento diabólico pro su sonido.
Incluso se decía que había un muy famoso violoncentista que había vendido su alma al diablo por tocar como los mismos dioses.
También se decía que el más famoso creador de violines de la época, los construía con trozos de seres humanos a los que previamente había asesinado.

Con los intestinos creaba las cuerdas y la sangre la mezclaba con el barniz, dándole así un sonido y un aspecto peculiar e irrepetible.
Todos estos chismorreos avivaban la llama del pánico y los miedos.

Salhah hábía sido alguien muy poderoso en su època.
Eramos como niños jugando con cerillas los cuales al final acaban quemandose.

Y eso fue lo que sucedió, que nos quemamos.
Sin saber muy bien como ni porqué, todos los que habíamos estado en aquellas sesiones habíamos tenido "una mala racha" o las cosas no iban del todo bien.

En mi caso en particular, escuchaba voces constantemente.
Fui al médico pensando que sería tal vez una infección, pero no era así, mis oídos estaban perfectamente.
Aquellas voces me estaban volviendo loco, apenas descansaba, estaba inquieto, nervioso, asustado en definitiva.

Los problemas habían comenzado a ahogarme y todo después de aquellas malditas sesiones.
Comencé a ver a un psiquiatra; aquel tipo me miraba por encima del hombro.
Pensaba que era un loco más y me atiborraba de pastillas.

Hasta aquel momento, nunca dije lo de las voces, pero aquellos susurros comenzaron a transformarse en gritos, en pesadillas que no me dejaban vivir.
Aquel día no pude más y estallé, le conté lo de las voces a mi psiquiatra y eso fue mi mayor error.

Después de drogarme prácticamente con aquella medicación, el resultado era el mismo;aquellas voces no desaparecían.
Así que me internaron el lo que ellos llamaban una clínica de descanso, pero que en realidad no era más que un psiquiátrico.
Pase allí dos meses hasta que me di cuenta que para salir de allí tendría que mentir.

Por lo tanto comencé a mentir, dije que las voces habían desaparecido, aunque en realidad seguían ahí, escondidas entre mi cerebro.
Salí y me recluí en casa, apenás si comía, ni tenía trato con nadie.
Sólo me relacionaba con los que habíamos participado en aquellas sesiones.

Cada vez estaba más hundido y llegó un momento en el que las voces me contralaron por completo.
Me llevaron a donde jamás hubiese deseado llegar.

En aquella fría noche de noviembre nos reunimos todos de nuevo.Cada cuál en peor condición que el resto.
Todo sucedió muy rápido.Las voces me gritaban y algo me llevó a coger el hacha y acabar con todos ellos.
Cuando las voces callaron, el panorama era desolador, estaba rodeado de cadáveres, las manos y el hacha estaban llenas de sangre.

Sólo había cuerpos decapitados, trozos de personas,sangre a borbotones.
Vi mi rostro reflejado en el espejo, estaba manchado de sangre.
La policía llego, no opuse resistencia, para que.Me llevaron a la cárcel.
Y luego de nuevo a la casa de reposo.

Me condenaron a cadena perpetua, aunque la peor de las condenas es saber lo que hice y vivir con ello en mi conciencia.
Los remordimientos llenaron mi existencia de penumbras.

No le vendí mi alma al diablo, él se apodero de ella y a cambio no me dió más que sufrimiento y dolor.

La raya que cruce no se si fue meterme a jugar con lo que no era más que un absurdo juego, sin saber las consecuencias que me acarrearían o si el error fue mentir diciendo que me había curado, para escapar de aquel sitio.

Tal vez si me hubiese quedado en el pisquiatrico todo esto no estaría pasando.

Estas malditas voces, siguen aquí tras años de medicación..........

Texto agregado el 05-09-2005, y leído por 140 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
17-09-2005 Tiene pinta de película de terror pero está bien narrado. Creo que vas mejorando. Un saludo de SOL-O-LUNA
05-09-2005 Excelente me gusto mucho, hay partes que nose me suenan conocidas, me mantubo pensativa y cautiva de inicio a fin... el final oh si, se que se siente ja! ***** denada
 
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