E.P.R. por Pandorax
Por alguna extraña razón ese día estaba destinado a ser el más extraño de toda su vida. Pero aún no lo sabe, a penas y puede abrir los ojos, sus parpados le cuelgan hasta los pies y apenas y se acuerda que existe en el mundo.
Después de la rutina mañanera (baño, desayuno, etc.), Higgs estaba ya en la banqueta de enfrente de su casa esperando el micro de C.U. y como de costumbre solo la suerte podía determinar el camino que iba a tomar hacia su trabajo: de pie o a pie. Aquel micro era tan detestado y a la vez tan adorado por su intrínseca escasez. Y es entonces que esta vez le toca de pie. Sin embargo justo al llegar a Corregidora su poca suerte se le acaba y, debido al estancamiento de un camión de carga, avanzar se vuelve algo casi ilusorio. Higgs una vez más no tiene de otra más que caminar, claro que después de haber maldecido unas cuantas veces.
Higgs finalmente se encuentra ya sentado en el vagón del metro. Saltándome los detalles de la gente que entra al vagón como bestias salvages, y la incontrolable histeria de la gente por los inútiles tiempos muertos en que el metro se detiene en cada estaciónb, él, al igual que muchos, puede “echarse una pestaña” de ahí hasta que llegue a Balderas. Transborda a Insurgentes y sale para tomar el metrobus y bajarse en Reforma. Camina un poco y se detiene, sin darse cuenta, en un “punto de encuentro”.
Inexplicablemente se queda ido por unos segundos. Da un gran suspiro mientras cierra los ojos.
- ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?
A lo lejos alcanza a ver la silueta de una persona, esta parado en medio de un desierto con fronteras infinitas. El suelo es una compleja estructura de mosaicos de múltiples colores que se mueven y forman figuras de todo tipo, desde espirales hasta poliedros que se desplazan como si tuvieran vida propia. A pesar de haber mucha luz, no hace calor.
La persona que se veía a lo lejos parecía aproximarse justo a donde estaba él, en cuanto más se aproximaba, el suelo parecía ondular de manera azarosa pero muy delicadamente, como un mar viviente, sin embargo Higgs se mantenía estático.
- Al parecer eres el único que ha logrado sintonizar con nuestro mundo. Otros han llegado a entrar pero apenas y rozan la superficie e inmediatamente se distorsiona su imagen, pues no creen que pueda ser real lo que ven y se asustan. Creen que solo es un sueño - dijo la mujer de ojos negros sin pupila que parecían derramar pequeños hilos cristalinos que se deslizaban por su rostro lentamente, tenia largos cabellos que llegaban hasta sus pies y danzaban como si estuvieran suspendidas en agua.
- ¿Quien eres tú? ¿Cómo te llamas? – pregunto Higgs profundamente pasmado.
- Me llamo Susy. Todo lo que vez aquí incluyéndome, es el sueño de un habitante de tu mundo. Y tú ¿cómo te llamas?
- Higgs, solo llámame Higgs. ¿Y cómo es que logré llegar aquí?
- Entraste por un pasadizo, un hoyo negro que conecta nuestro mundo con el tuyo. Solo tu inconciente logra entrar en uno. En estos momentos tu cuerpo esta allá esperándote. Sólo si llegara a entrar el soñador de nuestro mundo, todo desaparece instantáneamente sin dejar rastro alguno de su existencia. Para cuando regreses la única manera de estar seguro de que has estado aquí es por medio de tus sueños.
- Pero, ¿cómo sabes que eres la creación de un soñador?
- Tu al igual que yo podemos conocer el origen de nuestra existencia. Sabemos que las personas al ir viajando dormidos en el espacio-tiempo, cuando suspiran gestan pequeños universos burbuja en una dimensión alterna a la suya, que no tiene una localización y materialización determinadas. Todos los entes y objetos que habitan en este mundo están subordinados a la conciencia del soñador.- dijo Susy.
- En mi mundo existe un medio de transporte masivo que viaja en las profundidades de la ciudad; un caos debajo de otro caos. Lo único que hace especial a este medio es que la mayoría de los pasajeros que viajan tienen la libertad de dormir profundamente sin nada que los perturbe, aunque sea por unos minutos mientras llegan a su destino y salir otra vez a la superficie a trabajar como hormigas. – dijo Higgs con una expresión de aborrecimiento en el rostro.
- Ahora entiendo porque de repente surge de la nada ese sonido tan estridente. Pareciera provenir de una monstruosa máquina espacial.- exclamó Susy un tanto exaltada.
- Si pues a mi la verdad se me hace increíble cómo es que con tanto ruido logremos dormir tranquilamente – decía Higgs con una tono de ironía en sus labios - , además de lidiar con los vendedores ambulantes que tienen un tono tan “especial” de vender su produc...
- HEY AGUARDA UN SEGUNDO – dijo Susy muy asustada interrumpiendo a Higgs - ¿escuchaste eso? suena como a la maquina de tu mundo, solo que el sonido es mucho más agudo. Además hay una voz gritando, aunque no logro captar que es lo que dice…
- Oiga ¿le sucede algo? – grito un señor desde la ventana de su auto después de tocar el claxon repetidas veces para despertar al extraño individuo. – ¿Se encuentra usted bien?
Higgs acabó de suspirar dando una larga exhalación, y sintió marearse por un momento y volteó en seguida a ver al sujeto del auto.
- Si, si gracias, ¿llevaba mucho tiempo así? – pregunto Higgs muy consternado al sujeto.
- No lo se, talvez unos dos o tres minutos, todo este tiempo he estado estacionado aquí y me percate de su presencia al escuchar que dejó caer su portafolio. No se si haya estado así antes de eso.
- Pero ¿de que está hablando? ¿Que portafolio?- Higgs miró al suelo y efectivamente comprobó la existencia de un portafolio negro de piel con unas iniciales grabadas en el. Higgs lo tomó del asa de oro cromada, lo observo detenidamente y se dio cuenta de que no contaba con algún botón u orificio por donde se pudiera abrir. Estaba absolutamente sellado, ni siquiera tenía hendiduras en los costados.
- A sí, je je – exclamó Higgs con una débil y forzada sonrisa – lo había olvidado. Bueno pueees hasta luego señor, gracias p p por la “sacudida”- dijo tartamudeando mientras le temblaban los huesos de pies a cabeza.
Higgs caminaba por Reforma a pasos largos y rápidos sin rumbo, su mente estaba en shock y sus pensamientos volaban a grandes velocidades sin detenerse. No sabía que hacer, ni a donde ir. Procuraba no verse sospechoso pero su mirada y el sudor en la frente lo delataban ferozmente.
Optó por sentarse en una banca a meditar un momento. Puso el portafolio a un lado suyo. Se recargo y se restregó las manos sobre su cara. Minutos después, decide examinar el portafolio, lo observa cautelosamente y ve las iniciales que tenía grabadas: E.P.R.
- Pero ¿que demonios significa esto? ¿Cómo llegó a mis manos?
Posteriormente Higgs empezó caminar nuevamente. De pronto mientras esperaba a que el hombrecillo verde apareciera en el semáforo se percató de que su sombra no era la de el. La silueta parecía ser la de un hombre calvo que no tenía un brazo, que era el derecho en el que supuestamente llevaba cargando el portafolio. Entonces fue cuando su sangre fluyó rápidamente por todo su cuerpo dejándolo pálido y frío. No pasaron unos cuantos segundos antes de que diera el siga para los peatones, y Higgs no soportó mas y se hecho a correr desesperadamente huyendo de esa sombra que no era la suya. Siguió corriendo por la avenida casi a punto de gritar y estallar en llanto. La gente que iba caminando y los que iban en coche no parecía importarles el estado paranoico del hombre, todos seguían en su cotidianidad, todos y cada uno en sus mundos imbéciles y cuadrados. Higgs por más que pidiera ayuda nadie iba a mirarlo ni aunque sea un instante. Finalmente llegó a Chapultepec, se dirigió hacia el lago donde había decenas de patos nadando, personas risueñas navegando en lanchas con ridículos y estorbosos chalecos “salva vidas”; a los alrededores había gente platicando, parejas besándose perdidas en el tiempo, niños jugando, ancianos en sus sillas de ruedas contemplando el paisaje esperando a el último aliento.
De pronto una hermosa mujer se le acerca y le dice al oído mientras lo abraza:
- Alberto sufrió un accidente automovilístico que casi le quita la vida. Su curiosidad casi lo mata. Hallo un portafolio en medio de la nada y desesperado tratando de abrirlo cuidando que nadie le robara su gran tesoro secreto fue atropellado a media calle por un microbús dejándolo inconsciente y con el brazo mutilado. El está en coma, y todo lo que has vivido no es más que el largo sueño lleno de alucinaciones que ha perpetuado durante todo este tiempo. Si logra salvarse y despierta tú, yo, y todo lo que viviste y existió a tu alrededor se esfumarán por completo. Y al menos quedarás transformado en energía lista para crear un nuevo universo nuevo solo hasta que algún soñador vuelva a suspira mientras viaja en el espacio-tiempo.
- ¿Quién rayos eres tú? ¿Por qué habría de creerte?
Es entonces que Higgs no soporta más y se abalanza contra el lago con todo y su portafolio, con todo y su sombra.
Higgs se sumerge en el agua del lago pero ya no parece ser esa agua verdosa y repugnante que lo cubre. Es un océano abismal totalmente invadido por la oscuridad. La sustancia verdosa parece impedir que la luz entre, por lo que no hay ni un solo orificio por el que entre un destello de luz.
Higgs siente estarse hundiendo cada vez más sin tocar fondo. Sin darse cuenta ya no necesita respirar para sobrevivir. De pronto surge de el un impulso que lo hace desplazarse fluidamente, sin embargo tampoco se percata de que ya no cuenta con extremidades que le faciliten el movimiento. Higgs se ha desecho de Higgs en materia. Es simple y pura energía fluctuando en el vacío.
(Alberto despertó, se hallaba en una cama lleno de cables por todos lados que parecían mantenerlo vivo. En el momento no pudo recordar nada de lo sucedido. Por alguna extraña razón había un misterioso portafolio en el mueble de a lado. Ese día era sin duda “su día”. Pero aún no lo sabe, a penas y puede abrir los ojos, sus parpados le cuelgan hasta los pies y apenas y se acuerda que existe en el mundo.)
8 de Julio del 2005
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