Con alabanza fue respetada,
Por instinto es buscada,
Con dulzura será amada,
Por un bien siempre encontrada.

Para entristecer al alegre,
Para alegrar al entristecido,
Para perder al enorgullecido,
Para enorgullecer al perdido.

Tanto se dice de ésta que a fines
Inesperados ha llegado:
Hasta encontrar el coraje en los desesperados,
Hasta debilitar el odio en los malvados,
Hasta envidiar lo más desdichado.
Pues en esto y en más siempre se ha hallado.

Valdría decir de ella
Que comienza donde acaba,
Que acaba donde comienza,
Cuando finaliza el lenguaje,
Cuando con palabras no se tropieza.

Para comunicarse con el todo
Y dialogar con el más allá;
Para conversar con el mundo
Y creer en algo más que en la paz.

Para todo esto y para mucho más:
La música, esa armonía entre el cielo y la faz