Los he visto besar la tierra,
inundar mis ojos con sus recuerdos,
han sido de mí la esencia
y no he podido borrar su huella…
Porque el camino que construyeron
es parte de mi camino…
la infancia me forjó con ellos.
Piratas de mis recuerdos
seducidos por la vida
en un olvido partieron…
Otros han de seguir
construyendo aquel camino
y al mirar atrás…
emergerán sus huellas,
retoños, constructores recursivos,
nuestros sueños seguirán con ellos.
El lento caminar
de mi destino,
el suave adormecer
a veces repentino.
La luz de nuestra historia
será solo un recuerdo,
volará tan lejos,
lejos de sus sueños,
para escribir
un todo se olvida,
y en el pasar…
los recuerdos quedan,
las primaveras
verán pasar la historia.
El lento caminar se irá conmigo,
y dejará al partir
vestigios de un destino.
La historia frágil
de nuestras vidas
nos deja abierta una herida,
nos seduce con nostalgia,
temblorosa nos cobija
y nos da de beber ese sorbo
de recuerdos y de olvido.
Si una lágrima esta noche
ha de secarse junto a mi cuerpo…
besa mis labios
y sella con ellos
el dulzor de la esperanza,
que bajo un cielo azul
el lamentar de un niño herido
abrazará la vida.
Una caricia lejana
arrullará mi amor
a la esperanza viva
y mi cuerpo desvanecido
emergerá al exilio.
Mis pasos han pasado inadvertidos,
como hojas de un otoño de un árbol caído…
hojas mal amadas,
el viento ha sido un mal amante,
errante y confundido.
El eco de tus sabores
me sabe a tierra,
¡Tierra!, Amada tierra
¡Cuánto he amado en esta tierra!,
sin saber que ella es parte de mí destino.
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