Abrazas mi cuerpo con delicadeza, haciendo especial presión en mis hombros, acercándome poco a poco a tu pecho. Así puedo sentir como late tu corazón acelerado. Sonrío e intento hablarte, pero tu dedo índice se posa en mis labios. Tus manos acarician mi espalda y mi piel responde con un escalofrío que se nota en mis ojos. Ahora sonríes tú... Intentas acercar tus labios a los míos, pero yo no me dejo. Inclino la cabeza hacia atrás y jugueteo con mis manos en tu pelo. Me miras con cara de niño travieso. Sabes que me gusta y me complaces en cada detalle.
De nuevo me acerco a ti y rozamos nuestras narices con dulzura. Cierro mis ojos y te abrazo con mis manos en tu cuello. El aire rosa nuestros cuerpos y se detiene, el murmullo de una noche tranquila se acerca a contemplar nuestro amor...
-Todos quieren verlo- Dices con gracia.
Abro los ojos y no veo a nadie alrededor: -¡¿Quién?!
Ríes. Me miras en silencio y contestas... -¡Todos!
Suspiro pensativa con cierta burla a tu comentario, pero no contesto nada más. Nos miramos con ternura... Tus labios rozan mis mejillas, mis ojos... Me miras con gesto de concentración y en tus ojos se nota un brillo pícaro, el corazón baila una Sevillana dentro de mi pecho y la respiración se entrecorta. Miro tu boca con ansia, con deseo... Parece que lo percibieras todo, así que me abrazas profundamente y siento que de nuevo mi cuerpo se estabiliza en una conexión de nuestros cuerpos. Mis ojos se cierran poco a poco, siento tu respiración en mis labios, y finalmente me besas con tanta pasión y ternura que ese instante del primer beso se hace eterno...