No creía en el destino,
ni creía en la vida eterna,
no creía en un mismo camino,
recorrido con mi alma gemela.
No creía en el amor eterno,
no creía en el amor de mi vida,
no creía en la mujer de mis sueños,
ni que alguien como vos existía.
Hasta que yo descubrí tu mirada,
y no tenía más salida,
descubrí que serías mi amada,
y que eras la mujer de mi vida.
Y ahora creo en el destino,
que me ha unido contigo,
y que caminarás este camino,
siempre de la mano conmigo.
Y creo en la vida eterna,
pues viviré contigo en el cielo,
y creo en mi alma gemela,
porque si no estás yo me muero.
También creo en el amor eterno,
pues esto nunca va a terminar,
y creo en la mujer de mis sueños,
de los que espero nunca despertar.
Y ahora eres el amor de mi vida,
la dueña de mi pasión,
y descubrí que sí existías,
y que habitas en mi corazón.
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