Me siento inerte, como si yo ya no fuera yo, como si mi cuerpo sólo fuera un objeto y mi alma, mis sentidos y mi corazón se hubieran desprendido. Mis ojos vacíos miran por la ventana, afuera el ambiente gris lo inunda todo y así es como me siento, gris, muerta, opaca, nublada, fría. Miro como las gotas empiezan a caer, un resplandor y el estrépito de un trueno que me regresa a la realidad, a ese vacío permanente en el alma, a recordar cuantos tropiezos he dado, recordar mi estupidez, recordar cuantas y cuantas veces he dado con la misma piedra. En mi defensa puedo decir que es mas la soledad que la estupidez, que mas que idiota soy unicamente alguien que se desespera por encontrar el amor. Por todos los cielos! Acaso no hay nadie en éste inmenso planeta que se interese por mi?
Es extraño, de repente desvío la mirada y me topo con la imagen del espejo, un rostro inexpresivo con mechones curvos color chocolate cayendo por los ojos, cubriendo parcialmente la mirada, pero no lo suficiente para tapar tanta soledad. No hay esbozo de sonrisa en ese rostro, tal parece una imagen tallada en piedra, si no fuera por esos ojos que expresan a gritos su desolada necesidad, que chillan por una caricia tierna.
Sabes? Me siento como una caricatura de mujer, como si fuera solo una imagen, un personaje sin alma propia. Y sin saber como, la mirada del espejo se suaviza y se escucha una voz que surge de no sé donde que me calma y me consuela, que me dice que no deje entrar la amargura, que en algún momento llegará ese ser que borrará de tajo mi tristeza. Que aguante, que vale la pena esperar por lo que realmente se desea, y en eso mis ojos se llenan de agua, lágrimas que resbalan por el rostro sereno, que asemejan las gotas de lluvia que ruedan por el cristal y entonces imitando el exterior, dejo que mi propia lluvia interna arrase con el dolor, que salga a torrentes y se lleve con ella tanta decepción. Lloro y lloro y dejo que mis lágrimas laven las heridas que falsos amores me han dejado en el corazón. Se siente bien, se encuentra paz, el poder del llanto es real, es como limpiarte por dentro, es como sacar la basura y los escombros que te oprimen el pecho y te impiden respirar. Pero entonces reacciono, la lluvia que arrasa, la lluvia que dá vida, la lluvia que cae y deja tras de sí un cielo transparente sólo está afuera. Adentro en la sequía de la habitación solo estoy yo, mirando hacia afuera con los ojos secos, bien abiertos, el alma llena de tristeza y mil preguntas sin respuesta.