Como siempre, yo siempre espero. Y pasa 1 día, y pasan 2 y pasan 10 y yo espero, pero él no llega.
Convertida en esclava del télefono y la computadora, crueles carceleros que consulto sin cesar en espera de noticias, pero él no llega.
De pronto un día, RING, y mi corazón reboza de emoción, me cito para verlo y escucho sus palabras y me engaño a mi misma y le creo. Horas de gloria y éxtasis, de risa boba y mirada nublada; llega el momento de la despedida, un beso que entrega amor, pasión, confianza y un "nos hablamos".
Y después yo espero, en perfecta representación de Penelope moderna pero él, como siempre, no llega. Y las horas se hacen días y los días tormento, el corazón marchito y los ojos con un dejo de brillo, restos del pasado, en espera del próximo encuentro. |