Espero que tu estadía sea, esta vez, más larga de lo acostumbrado. Y esque en verdad ciento la necesidad de informarte algo que me consume por dentro y que está optando por volverme loca.

No se por donde empezar, es tan difícil tratar de hacerte entender algo de lo que ni yo misma he llagado a comprender, pero trataré de ser lo más clara posible en mi explicación.

Comenzaré diciendo lo único de lo que estoy segura. Y eso es, que tú lo eres todo para mí. Cuando estás presente todo gira a tu alrededor, no por que lo parezca, sino que así es. Llenas todo el interés no solo de mi mundo si no el de todos los que estemos a tu lado y en cambio, si te veo partir, mi mundo se apaga y no vuelvo a “estar” si no es junto a ti. Lo que te digo es literalmente cierto. Tan así, que en verdad no recuerdo nada salvo los momentos en estoy con tigo. Y es que dependo totalmente de ti.

¿Sabes? En verdad disfruto nuestros momentos (por más raros que parezcan) pero creo que ni tú logras entender la mínima parte de ellos. Creme, no es que me esté quejando pero en realidad siento que no existe sensatez en nuestras aventuras o experiencias o momentos o como quieras llamarlos. Un ejemplo muy claro es el hecho de cambiar drásticamente de lugar de un momento a otro y no tengo la menor idea de cómo lo haces, casi nunca soy conciente de ello hasta que es demasiado tarde como para preguntártelo, las calles, los edificio, las plantas y hasta el mismo cielo cambian al estar a tu lado; día tras día, noche tras noche, y no lo entiendo cómo es que siempre sabes a donde dirigirnos, pareciera que estás predestinado a conocer todos los sitios, ¿o es que los conoces en su totalidad?

Pero eso no es lo que me hace desatinar con mayor incredulidad. Lo que en verdad me descontrola es el hecho de que cada vez que te veo me llames por un nombre totalmente diferente al de la ocasión anterior, al principio creí que era por tus despistes pero opté por descartar esa suposición al ver tus demás y muy variadas habilidades, mi segunda opción fue que querrías tomarme el pelo ¿pero diario?, así que la descarté. Por último llegué a la conclusión de que ciertamente estás convencido de que me llamas por mi nombre, así éste sea Alondra, Verónica, Beatriz, Jalil, Tadeo, Señor Martínez o hasta Mamá como lo haz llegado a hacer.

Y no solo es el nombre, sino el trato hacia mí es el que me deja tan intranquila. En una ocasión soy tu mujer ideal, en otra sólo tu amiga, a veces me posees cual si fueras un semental y en otras pasas de lado sin percatarte de mi presencia, podemos entablar la conversación más profunda o en cambio sólo me diriges un gesto a manera de saludo, a veces somos equipo y podemos luchar contra quien está en nuestro camino o haz llegado hasta a golpearme.

En verdad no te entiendo. No se porque dependo tanto de ti. Lo peor de todo es que no se si significo algo para ti. Me haces tan infeliz que dudo de mí, de quien soy.

En sí, sólo puedo concluir con mi gran teoría: eres un ser mágico, que estás más allá de nuestro mundo o de nuestra comprensión.

Eres….

¿Qué? Otra vez con eso de que escuchas un despertador. Siempre que estamos en algo trascendente sales con lo mismo. Luis, hazme caso. ¿Luis? ¿Luis? ¿a dónde te haz ido?

Otra vez no.