Novecientos ochenta y cuatro, novecientos ochenta y cinco, novecientos ochenta y seis
Me estoy acercando peligrosamente al mil. Lo veo, está ahí
novecientos ochenta y siete
Que pasará cuando llegue? En realidad no lo veo, sólo es una manera de hablar, pero vaya: novecientos ochenta y ocho y cada vez más cerca. Tal vez sean todo leyendas acerca de esa cifra maldita, pero el
novecientos ochenta y ocho
ya ha pasado y cada vez se aproxima más. Y el novecientos ochenta y nueve y novecientos noventa.
Dios mío, yo que veia esto siempre tan lejano
(doscientos dieciseis-jaja, doscientos diecisite-jojo, doscientos diecinueve, me salto un número y me río jijijiji)
y ahora ya me encuentro en el novecientos noventa y uno. Tal vez cuando llegue hago un requiebro y lo esquivo y no me pasará nada. Claro, tú ves repitiendotelo que igual te lo crees, que aquí tienes al
novecientos noventa y dos, novecientos noventa y tres
y sigo muy asustado. Pero ¿por qué? Exactamente de qué tengo miedo? Tengo miedo al miedo? No, eso no es verdad, porque el miedo lo tengo bien presente y claro y no me asusta, lo que me asusta es pasar del
novecientos noventa y cuatro
y no tener todavía las cosas claras... si pudiera restar... pero es imposible. Ha quedado atrás ya el novecientos noventa y cinco y no tengo un plan claro. Creo que la cosa que más miedo nos da es lo desconocido. Fíjate si no en la oscuridad. El nadismo en su estado esencial, y casi toda la gente del mundo la teme. Precisamente no hay nada que temer, y por eso nos aterra. Y toda esta diatriba sólo es para no darme cuenta de que ya he pasado del
novecientos noventa y seis y novecientos noventa y siete.
Tengo ganas de llorar, pero eso no va a solucionar nada, aunque en realidad no es que tenga esperanzas de arreglar nada a estas alturas. También podria pensar en lo que haré después de este trance. Todo va a ser completamente diferente, radicalmente diferente.
Eso pienso al pasar del novencientos noventa y ocho.
Y sin embargo, más allá de los miedos, las prisas, las dudas, me entra una desesperante, apremiante curiosidad (que en realidad resume todo lo anterior) por saber una cosa.
Porque llegado a este punto... cuando haya pasado del novecientos noventa y nueve y me encuentre al... cuando lo encuentre...
...me gustaría que me dijeras lo que TÚ ves en el
Mil.
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