Ahora me dices que yo no te conozco,
que fui sombra casual en tu camino,
como fugaz carcajada en tu destino
Y en tu cuaderno un garabato hosco.
Y yo digo que tú no me conoces,
Pero sí fuiste un relámpago divino,
en mis horas embriagadas en el vino
de aquella triste soledad de entonces.
Comprendo ahora que pretendas ignorarme
o que me ignores con desdén frío y tajante:
¡Se desgajó mi loco ensueño por amarte
en la certeza de que nunca vas a amarme!
Texto agregado el 01-09-2005, y leído por 243
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
25-06-2006
me gusto, es lo una siente en ocasiones tambien.
5443152
12-09-2005
muy bueno...mas q nada el final... cin_
02-09-2005
bien logrado... estetico y con mensaje final... me gustó... 5* nazaretpey
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