Te levantas por el ruido de la tele, no la apagaste, un señor en terno habla de la religión y los milagros que una buena donación puede lograr. Observas tu reloj y son las 3:33 de la mañana, recuerdas que te tienes que levantar temprano para seguir con la rutina.
De pronto un sabor no muy agradable invade tu boca, decides ir a lavarte los dientes, deambulas a oscuras hasta el baño, enciendes la luz, esa que te ciega, para seguir con tu misión. Te vez al espejo y estas chino del sueño, logras tu cometido, pero tu boca no se siente suficientemente fresca, decides ir a la cocina por un vaso con agua.
Apagas la luz, y entras a la ceguera extrema, no vez más que la oscuridad, volteas a ver a tu habitación, para ver la luz que refleja el televisor en tu puerta, puedes ver mejor. Vuelves a ver al pasadizo, tu camino hacia la cocina.
En ese corto trayecto, no mayor que 4 metros, muchas preguntas y auto respuestas cruzan por tu mente: ¿Me encontrare con algo? Quien lo sabe ¿Me encontrare con alguien? Alguien a quien extraño ¿Me asustare? Te morirás del susto ¿Que estará haciendo ella en este momento? Durmiendo pues ¿Estaré en sus sueños? De repente ¿Serian dulces? Solo ella lo puede decir…
Llegas a la cocina, dudas en encender la luz, decides no hacerlo. Vas a recoger un vaso, y te acercas tranquilamente a tu refrigeradora de dos puertas, aprietas el botón para dejar el agua caer, mientras lo haces, abres la otra puerta, para sentirte acompañado por la luz amarilla que inunda la cocina. Mientras, el delgado chorro de agua llena poco a poco tu vaso, te sigues preguntando: ¿que haré mañana? Lo se siempre, el estudio. ¿La veré mañana? Si… ¿Seré gentil y amable o un patán? Se tu mismo…
Una gota de agua fría corre por tu mano, te diste cuenta que, te hiciste tantas preguntas que te olvidaste de tu misión. Inmediatamente tomas tu vaso con agua, cierras la puerta, y dejas el vaso al costado del lavatorio, para que alguien más lo lave en la mañana.
Vuelves al camino oscuro, pero esta vez, la misma luz que viste para reajustar la visión es tu guía, caminas tranquilo, con la mente centrada en una cosa, llegar a tu cama. Lo haces y tomas el control para apagar la caja mágica, decides dormir y para conciliar el sueño, dejas que tus pensamientos invadan tu mente otra vez…
Pierdes el conocimiento, hasta que otra luz aparece…
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