En hora punta, hacia la tarde, desde las seis y cuarto aproximadamente las avenidas más concurridas de Lima se convierten en gigantescos nudos de automóviles. El atoro y el desorden se imponen en los cruces y esquinas de las diferentes arterias. El congestionamiento luego de unos minutos va cediendo. El chofer al volante avanza por fin, luego más adelante se encuentra otro nudo más. Durante estos procesos el sistema comunicativo desplegado por los choferes automovilistas y cada uno de los actores con los que se interactúa, no siempre tiene que ver con lo verbal o hablado. Esta lengua excede lo limitado por el abecedario, se conjuga mas bien con todo un código espontáneo, múltiple, económico, utilitarista, práctico, aprendido y perfeccionado, de a pocos, con la experiencia de todas las tardes en hora punta. Los conceptos de territorio para este caso se aplican en todos lados. ¿En qué lugar físico real no se da la cuestión de territorialidad ? Con mucha mayor razón en los tumultos apretados y congestionados de las hora punta.
El lugar y la metodología
El objeto de análisis cualitativo es el embotellamiento en una de las avenidas más congestionadas de Lima: la avenida Javier Prado. El marco de observación se refiere al vivir cotidiano de los diferentes actores sociales que participan en el framing (escenario). Respecto a esta cotidianidad es necesario citar a Goffman. La sociología goffmaniana se interesa por las acciones menores de la vida cotidiana, su metodología apunta hacia los aspectos más rutinarios de nuestras interacciones: la Microsociología. Es propio de este autor estudiar detalles aparentemente insignificantes o que pasan inadvertidos para las mayorías. Es, pues, un análisis cualitativo detallista y meramente descriptivo que no resulta para nada inútil como se demostrará luego. “La mitología participa de una manera de hacer el mundo. Intenta encontrar, bajo las formas inocentes de la vida de relacion más ingenua, la profunda alineación que esas formas inocentes tratan de pasar inadvertida. El develamiento que produce la mitología es, por tanto, un acto político; en una idea responsable del lenguaje, la mitología postula la libertad del mismo".
Como ejemplo se puede observar en Goffman la observación a conversaciones espontáneas, situaciones, tropiezos, preguntas de hora, etc. Establece niveles dentro de la interacción social. Por ello el análisis se centrará en el acto cotidiano espontáneo en dicha avenida y la descripción de los elementos que se aprecian en el, libremente. No se buscará la noticia, ni mucho menos se acudirá al sensacionalismo.
El lugar escogido parece el ideal pues, prosiguiendo con la obra de Goffman en el mismo texto, habla de las relaciones cara-a-cara o en su variedad, cuerpo-a-cuerpo de aquellos lugares privilegiados de hacer brillar el delicioso lenguaje de interacción con todo su juego de rico abecedario, fundamentado en la normatividad que la rige y la mantiene viva. “La identidad necesita de un centro a partir de la cual se irradie su territorialidad, esto es su legitimidad”, afirma Renato Ortiz.
Después de todo las reglas de tráfico de los peatones se pueden estudiar igual en una cocina repleta o en una calle repleta; los derechos de interrupción en un tribunal de justicia en el desayuno; los apelativos cariñosos, en una supermercado o en el lecho matrimonial. Obviamente la chola Javier Prado no está excluida del extenso juego y complejo juego de normas linguísticas. Dadas sus características de aglomerar gran cantidad de unidades actorales, en este caso de naturaleza motorizada, elementos externos como ambiente de escenario con harto material de interacción, premisas a respetar, etc. Al contrario de la burbuja de cristal de Medina Cano, este ámbito escénico se encuentra al exterior, abierto a todos los posibles gérmenes de los que no se encuentra ‘pasteurizado’ como diría el autor al respecto de los malls y centros comerciales modernos, escenarios de estudio investigados por él. En estos, afirma, se encuentran encerrados viviendo en un paraíso creado por intereses mercantilistas, jamás desprovistos de normatividad, mas bien privilegiados de deliciosa interacción y socialidad a estudiar. De los malls asegura, su arquitectura es femenina: predominan los tonos pastel. Una arquitectura que anula sentido del tiempo e historia. No tienen el estilo típico industrial (….y comercial que en el fondo esconde. Es un mundo de apariencias). Un mundo regido por las normas, los buenos modales, la limpieza. Un mundo ideal suspendido en el tiempo. Un lugar que viene a la memoria ineludiblemente, al pensar en la atmósfera normativa de los malls de Medina Cano, dicho sea de paso no ausentes a lo largo de Javier Prado, es el clima normativo que se respira en los balnearios del sur de Lima. Quizá su devenir sea más natural o menos manipulado que en los malls, pues en estos lugares los intereses económicos no tienen la misma naturaleza.
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