PROPIEDAD PRIVADA


Si hemos de ser o de sentirnos dueños únicos y absolutos de “algo” –amén de las propiedades concretas que podamos enarbolar- yo propongo que nos hagamos amos inamovibles de lo siguiente:

1. De la sonrisa de un niño.
2. De un poema universal (puede ser uno de Neruda, Benedetti o tal vez Baudelaire).
3. De una estrella (una vez que la conozcamos muy bien).
4. De un árbol (no siempre es preciso tenerlo en nuestra casa).
5. De un perro (siempre es preciso tenerlo en casa).
6. De un libro (es imprescindible leerlo).
7. De un sueño (no importa qué tan elemental o ajeno sea).
8. De un beso (no importa si es sensual o filial).
9. De la lluvia.
10. De una canción (no importa el idioma).
11. De un rayito de luz (no importa si es imaginario).
12. De la luna y de todos los seres que habitan en ella.
13. De un planeta.
14. De una flor (no importa si es artificial).
15. De un recuerdo.
16. De una mirada (obviamente una además de la nuestra).
17. De una caricia.
18. De un río (no importa cuan lejos esté de nosotros).
19. De un océano (tampoco importa si está lejos).
20. De un desierto (milenariamente la arena ha sido un excelente libro).
21. De una melodía (preferentemente el canto de un pájaro).
22. De un gnomo (ese viejo amigo que abandonamos en algún trayecto de nuestra niñez).
23. De un color (quien se acerque a mi azul lo traspaso con un poema).
24. Del llanto (el más rico tesoro de la sensibilidad humana).
25. De la tristeza (un excelente ejercicio espiritual).
26. De la alegría (base principal de nuestro fondo vital).
27. De la magia.
28. De la oración (preferentemente una creada por nosotros).
29. Del vino (o de cualquier cosa capaz de embriagarnos sin domesticar nuestra mente y nuestro espíritu).
30. De una ecuación (las matemáticas son una forma exótica de la poesía).

Si ser o sentirnos dueños de algo nos hace felices, allí tenemos 30 posibles razones para ser dichosos.