El erotismo del francés Bataille postula dos fuerzas que posee el ser humano:

1- la individuación que lleva al hombre a sobrevivir.
2- La fusión que descompone el uno para dar paso a uno nuevo, producto de dos fuerzas.

El humano posee estas dos fuerzas que lo individualizan inicialmente y posteriormente dan paso al amor, unión de dos individuaciones que se complementan. El hombre posee esta capacidad tanto como la mujer a pesar de que muchas veces se le reconozca injustamente como un ser incapaz de amar.

La trascendencia del ser humano es el amor. La trascendencia del ser humano no puede ser reducida al placer animal simple de sus antecesores y hermanos inferiores. El ser humano se distingue del reino animal por que ama. El erotismo es humano. Erotizar es amar algo. La trascendencia del ser humano se reafirma en su capacidad de amar y de realizarse apoyándose en las dos ideas de Bataille: el amor y la realización individual egoísta.

El hombre no puede negar su naturaleza afectiva, que en todo caso estaría siendo conflictuada por factores externos que la debilitan por un lado. Pues, aunque el hombre ceda en muchos casos, en otros será guiado por su instinto de continuidad.

Los cuerpos en su primer estado son individuales. Paridos solitarios,desnudos, desprovistos de un cuerpo complementario con el cual fusionar, pasará mucho tiempo antes que el ser humano esté preparado para entregarse a la convivencia con el otro. Atravesará por muchos obstáculos que no harán sino enriquecerlo y dejarlo completamente listo para la fusión. En el camino quedarán muchos caminos truncos. Proyectos penosamente no consumados. Sueños frustrados.

El camino empezará muy temprano. Es así que luego de la ruptura edípica, con la madre, el niño sale de su mundo tríptico, para emparentarse con las gentes del pueblo. La exogamia lo transportará a su trascendencia.

Dos jóvenes desconocidos de sexo opuesto que cruzan miradas en la calle, atraviesan por la instintiva y profunda cuestión ¿Tendría hijos con éste?