ayer desperté terriblemente asustado,
un día anterior estuve pensando
seriamente en la muerte,
como sino tuviera problemas.
el pensamiento era fijo y desolador,
era permanente y mortal.
era como si un terror infame
invadiera mi alma y penetrara
en los más profundo de mis entrañas.
aquel terror era amenazador y fugáz,
se esparcía rápidamente por mi ser,
y por más que intentaba sacarlo de mi,
más fuerte se hacía.
varias veces traté de apartalo de mi,
de eliminarlo de una vez por todas,
y jamás volverlo a sentir,
pero en vez de eso,
se unió a mi y permanece en mi.
clavado en mi interior y recordándome
que jamás se irá,
y que estará clavado en mi alma
por el resto de mi vida.
diciéndome al oido que soy parte de él,
y que él es parte de mi,
que viviré con él hasta el día de mi muerte
y jamás cesará, jamás...
austado me levanté de la cama donde dormía,
y fui al cuarto de ejercicio,
intentaba alejar de mi mente aquella terrible escena,
hice un poco de ejercicio para relajarme,
pero el ruido era tanto que desperté a mi linda amada.
preocupada se acercó a mi y me preguntó
con voz sutíl,
por qué te levantaste,
yo no respondí.
me dijo entonces, mírame a los ojos,
te veo preocupado,
qué pasa, dime...
yo no contesté.
anda, díme, insitió nuevamente,
en mi mente albergaba la posibilidad
de que se cansara de preguntar y se fuera
a dormir, pero siguió insistiendo.
no quería angustiarla con mis pensamientos,
pero insistió,...
le platiqué entonces sobre mis sueños,
y sobre lo que me había estado perturbando.
murmuré con voz pereene,
me miró a los ojos y le dije:
tengo tanto miedo de perderte,
de que te alejes de mi y ya no regreses.
miedo de que me abandones y me dejes sólo,
no podría vivir sin ti,
ni tan solo un momento,
y caí en llanto.
mirándome a los ojos con una ternura
que sólo la puede tener alguien
que ama con el corazón y con el alma,
me abrazó.
me abrazó tan fuerte,
que sentí su corazón fundirse con el mío,
y su alma a la mía,
sentí respirar a su espíritu,
y escuche su corazón latir.
élla sintió lo mismo también,
y me dijo suavement al oído,
siempre estaré contigo,
te lo prometo.
yo consentí sonriendole,
yo se que ella me entendió,
me despidió con un beso,
que duró tanto como dura una eternidad,
y nos fuimos a dormir.
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