TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Lord_Henry / CUANDO REINA EL SILENCIO

[C:135774]


Y...dijo el cuervo...
Nunca, nunca más.

Edgar Poe


El rumor hizo que abriera los ojos sobre-saltado y corriera un poco la sábana sin el menor ruido. Apenas alzó la cabeza y, no. No estaba soñando. Las pupilas dilatadas se esforzaban por acatar la orden impartida por la mente y descubrir en la negrura del cuarto, lo que no deseaba encontrar. Estuvo mucho tiempo así, sin moverse, conteniendo la dificultosa respiración en esa oscuridad horrible donde se sentía completamente oprimido. Sus ojos recorrían la habitación sin encontrar la mínima filtración de luz, para poder ver la hora. Instintivamente se palpó la muñeca y no tenía el reloj, que, seguramente se le soltó mientras dormía. Los ruidos lo hicieron reaccionar bastante asustado y...
¿Qué ocurría? Era indudable que en la habitación había alguien. Además, le faltaba el reloj que...
que...interrumpió su pensamiento para oír detenidamente lo que creyó escuchar. Era algo así como un lejano la-mento, aunque, muy curioso, sin duda. Estaba casi segu-ro que el lamento venía del techo. Tenía que ser una ocurrencia. ¿Quién se iba a subir al techo con tanta oscuridad nada más que para lamentarse? Eso no era ninguna ocurrencia, el lamento seguía y el primero que se lamentaba tendría que tener algunos aliados porque, lo que es en ese momento, eso era la desafinación del gran coro de los lamentos. Y por lo visto, bueno, tanto como visto, exactamente no; también, con esa oscuridad... pero, por lo oído, debían tener orquesta hasta para acompañarlos.
A su izquierda, bastante retirado, se oyó el ruido de los platillos. Bueno, más que platillos orquestales, se asemejaban a un platillo, sí, pero con pocillo y todo, igual que alguien que está papando moscas se le cae de la mano, haciéndose polvo al estrellarse contra el suelo. Todo esto le estaba resultando bastante curioso, ya que nunca había pasado por experiencia semejante; como si los seres del barrio del más allá, estuviesen festejando un acontecimiento grotesco, sin relación alguna con la realidad.
-¿Realidad? No. No había ninguna realidad. A no ser que soñar fuese una realidad, no realizada.
Siguió escuchando atentamente y oyó tantos lamentos juntos, que hubiera jurado que alguien se reía y otros le hacían coro, por algo que habían dicho. Era espantoso, pero...
-¿Podría ser? ¿Por qué no? Quizá, unos se reían de los otros que se lamentaban...
-¡No.! ¡Rotundamente, no! ¿Qué ser humano podría festejar la desgracia de otro? Terminó convenciéndose
que estaba soñando. Era la única manera de justificar la disparidad de los hechos ocurridos.
Todo era muy curioso, nunca había soñado tanto y en esa forma. Charlas, risas, lamentos. Ah, los lamentos hacía un buen rato que no los oía. Si, la cosa estaba cambiando. Por un lado unos hablaban de grandes empresas. Que los impuestos los estaban comiendo vivos y con tanto impuesto para esto o para aquello, tenían que pagar cuarenta, cincuenta, sesenta o setenta mil por año y eso no podía ser.
-Además, eso no es todo -decía otro- Fíjese en en los empleados. Ellos no ponen nada más que un poco de esfuerzo y...sus ocho horas de trabajo, o...alguna más por día y con eso quieren hacerse ricos.
¿Se da cuenta, todo lo que los empresarios tenemos que soportar? Ah, y lo que cobran! ¡Para qué lo voy a contar! Unos más otros menos, entre una cosa y la otra, cobran... digamos...en dólares, algo así como... trescientos. ¿No?. Sí. Por ahí, debe andar, más o menos.
-¡Que país este!.
-No, mi estimadísimo M...
Ud. dice que país este? Yo me animaría a decirle que no. El país, no tiene nada que ver con lo que pasa. La gente es la culpable de todo. Nada más.
-Mire... -La última frase fue ahogada por los lamentos que_hacían su segunda entrada. ¡Ah, eso sí, se estaban perfeccionando. Ahora parecían los trovadores de la desolación estética. Después de todo es lindo tener un sueño tan variado. ¿No?. En ese momento, hacia
su cabecera, dos Sras., por lo menos creyó que eran Sras., preguntaban algo que no alcanzó a oír muy bien por los platillos que sonaban por segunda vez. Una de las recién llegadas, digamos...la Sra. L...le comentaba a la otra, la Sra. A... algo que no podía en-tender que tenía que ver con lo que los demás hablaban. Era algo más o menos así.
-Sí. Este desgraciado se lo tiene bien merecido.
-Pero...sí...-decía la otra- fíjate vos, con la cara de bobo disfrazado, en las que andaba metido. Y mira vos, él, él...
-Cuidado querida. Cuidado que viene la mujer haciéndose la artista y ahora...
-¡Sí.!! -contestó la otra- Ya la veo. Y tenés razón. ¡Qué cara de mártir qué trae...justamente a nosotras nos quiere hacer creer que...
-¡Cuidado! -las dos a la vez-
-¿Cómo estás tesoro? -y se alejaron del lugar dejándolo con las ganas de saber el final del diálogo- Pero... ¿qué demonios estaba pasando. Hacia donde se alejaron? Ah...claro, no debía olvidar que todo eso no era nada más que un sueño y muy raro por cierto.
-No, no. Me enteré hace apenas unos momentos. Vine nada más que para cumplir con este gran amigo. -¡Ah! Ud. es amigo.
-¿Amigo? Ja, muchísimo más que eso. Yo diría... como hermanos. Sí eso es. Casi como hermanos. Pero...lamentablemente voy a retirarme sin poder ver el final. Los negocios. Ustedes comprenderán.
-Sí, si, claro. Los...negocios claro. Y por su-puesto que comprendemos, si en esta vida, todo, todo es cuestión de comprender, nada más que comprender.
-¡Los negocios!!...
El tiempo iba pasando y él se estaba cansando un poco de la posición que tenía. Para no interrumpir el extraño sueño, trató de aguantar un poco más.
-Oh, no...no quiero que se lo lleven. Es mío, nada más que mío.
-¿Qué pasa? -preguntó la Sra. A... a su compañera la Sra. L...
-Teatro, querida, nada más que teatro. ¿Qué otra cosa podría ser? ¿No te dije qué tenía cara de artis-ta? ¿No ves? Está en los últimos ensayos. Vas a ver, dentro de algunos minutos, cuando se lo lleven a donde te dije, estoy segura que le dan el Martín Fierro, o el Oscar, no sé.
¿Oscar, Martín Fierro? Cada vez entendía menos a ese sueño. Pero...en fin. -se dijo- Si hay que soñar, se sueña, aunque no se entienda nada. Después de todo, los sueños son así. Pasan cosas raras, muy raras, como esta por ej.: puedo soñar, saber que sueño mientras sueño y la cosa no se interrumpe. Gracioso, muy gracioso. Que va a ser. Y lo más lindo de todo, era la variedad de temas que había en el sueño. Y por supuesto mucha gente. Ah, eso sí, del tipo que uno quisiera. Por ejemplo: a su derecha, unos que antes no había oído, hablaban de...bueno, Dios sabe de que. Esto le hizo suponer que recién llegaban. Aunque por el idioma casi
seguro que no eran de este planeta.
-Le digo que sí, S...
Nadie puede poner en duda la cultura de este gran país, donde la gente en su gran mayoría son intelectuales. Gustan de la buena música, literatura, pintura, teatro, y...en fin, un sinnúmero de excelentes cualidades que nosotros, igual que los niños, tenemos el pri-vilegio de poseer.
-Sí, eso nadie lo duda,pero...
-Pero, qué, S...,o acaso usted va a dudar todo lo que dice el señor R...?
-No. Yo solamente decía...
-Decía qué, S...
-Y...decía qué...
-Sí, que hace ciento cincuenta años el país estaba un poco convulsionado, que algunos en esa época tenían que haber cortado alguna cabecita y no la cortaron, no?. Es eso lo qué iba a decir?
-No, no es e...
-Bueno, bueno, en este momento nada tiene que in-teresar más que todo esto. ¿Es así?
-Sí, señor R...,es que...
-No se preocupe S...Usted...claro, las cosas no le salieron bien últimamente, pero que más quiere?. Hace apenas una semana, a su señora le aumentaron el sueldo y gana como, doscientos cincuenta pesos. Los maestros están como quieren. El ministerio les da todo lo que les hace falta para una perfecta enseñanza. Gozan de todos los beneficios habidos y por haber.
¿Cobranza? Demás está decir que cobran al día y un sueldo envidiado por los demás trabajadores del país que tienen un sueldo inmejorable, pero nunca como los maestros, que a su vez los puestos están cubiertos to-dos por personal joven, muy joven. Se acabaron esos tiempos de los vejestorios frente al alumnado. Todos
los maestros trabajan, nadie tiene tres o cuatro puestos como en otros países. Le voy a decir algo S...,si un maestro tiene que hacer un reclamo por algo, ¿Qué hace?
-Y, se...
-¡No, S...no!. Aquí no es como en otros países. GENARNATI, por ej. ¿Me comprende, S...?
-No...no le entiendo, pero...
-Pero qué, S...? Yo le voy a decir. ¿Sabe qué hace? Va al ministerio y listo; en diez minutos le arreglan todo sin que lo manden como en otros países de un lado para el otro y al final nada. ¿Es así S...?
-En Genar...Genarnati es distinto?.
-Claro, usted a lo mejor, no salió del país, como yo, por eso hay cosas que no puede comprender.
Mire S...en otros lugares va a una oficina pública y nadie lo atiende. Como en GENARNATI, por ejemplo: los hombres hablan de fútbol, que es de lo que más saben. Las mujeres están sentadas con las piernas cruzadas, fumando o pintándose las uñas mientras comentan lo que le pasó a la prima de una cuñada de una amiga de la vecina y usted espera como un ganso para que lo atiendan. Mira para todos lados, protesta mirando a los que están haciendo de gansos igual que usted y alguno de los que está mirando, dice:
-¡Qué barbaridad.!! Usted se fijó? Estos se creen que uno no tiene nada que hacer. Y eso es todo. No pasa más nada. Por eso le digo S..., aquí, es distinto a GENARNATI, todo es distinto.
-Si, pero mire que...
-Ya sé, ya sé; nuestro sistema de gobierno? Pues bien. estamos muy orgullosos.
-¿Orgull...?
-Sí, S...,sí. O acaso usted cree que todos los países son como el Nuestro? Nombre uno. ¿Qué país puede tener todo lo que nosotros tenemos? Diga uno?
-Bueno, hay much...
-No, S...,no. Nosotros tenemos todo lo que todos quieren, el gobierno que el pueblo merece. Tenemos plena confianza en nuestro pueblo, un pueblo de lucha por sobre todas las cosas, trabajador, un pueblo sin parásitos, como los hay muchos en la república de Genarnati.
-¿Genarna...
-Sí, S...GENARNATI. Y no se asombre, que no estoy diciendo nada del otro mundo. Acá, no ocurren las cosas como allá, en GENARNATI, claro. Este es un país rico, gobernado por gente honesta. ¡Ah! eso sí; funda-mentalmente, de una conducta intachable.
-En est...
-En este país, los políticos dicen las cosas de frente, siempre con la verdad, trabajan sin pensar en el dinero, al que miran como un medio, no como un fin.
Aquí, S...,los políticos no pelean entre ellos por un puestito más o menos. Nadie acomoda a nadie. Aquí, S...,se hace todo para que el país esté bien. en los partidos políticos reina la cordialidad, no se especu-la como en GENARNATI, donde al otro día de tomar el mando empieza la campaña para las próximas elecciones. En GENARNATI, siempre se está votando para algo, no importa que la gente no sepa que es lo que tiene que votar, eso es lo de menos.
Lo más importante es la democracia, una palabra que está en boca de todos los políticos de primera línea.
Mire S...,en GENARNATI, la gente junta diez veces la palabra democracia que sale en los diarios, y el gobierno se la cambia por comestibles. ¿Se da cuenta S...? Eso es la degradación del hombre. En ese país,
todo es distinto. La gente está despreocupada, tan despreocupada que festeja todo con fútbol, claro, así les va. Aun en los momentos más dramáticos; mira fútbol y durante toda la semana hacen comentarios hasta el próximo partido.
-Aquí, la gente no tiene problemas económicos, vive siempre feliz y sonriente.
No cabía duda, de este planeta no eran. Genar-nati...el idioma era rarísimo.
-¡Genarnati..!
-No, no piense en GENARNATI. Aquí el pueblo puede dar opiniones, decir cuando algo no le gusta, en fin, todos tienen los mismos derechos. Sí, S...nuestro go-bierno, no solo cuida que todos tengan el poder del pensamiento; también de la palabra, para que gente como usted y yo, si tenemos que decir algo, lo digamos sin ningún temor.¿No le parece? vamos, diga algo hombre.
-Sí, si. Ahora digo yo: ¿En Genarnati, no es así?.
Otra vez el coro de los lamentos había hecho su aparición en el extraño sueño.
A un costado creyó oír como si alguien llorara mientras se alejaba. A su vez, los que quedaban, comentaban los sucesos ocurridos recientemente.
-Esto es increíble. Ayer lo más bien y hoy...mira vos.
-Mira vos qué? Acaso no dicen que el mal del hoy puede ser el bien del mañana?
-Sí. Creo qué tenés razón. A propósito, quién dijo esa frase?
-Mirá, no estoy muy seguro, creo que se dijo a principios de siglo, me parece.
-¡Claro, ya recuerdo.!! Y tengo idea que se podía decir al revés, no?
-Bueno, me parece...
-Están abriendo las puertas.
-Sí, ya era hora.
Cada vez entendía menos lo que estaba ocurriendo en el sueño. Qué la hora, qué las puertas, qué...Eh, qué estaba pasando? La cama estaba levantándose en la oscuridad. No había ninguna duda. Era el sueño más delicioso que jamás pudo soñar. Pero de todas formas, los lamentos estaban más proliferados que nunca. Qué lindo era soñar que uno flotaba con la cama.
Por momentos creyó escuchr las campanadas de una

iglesia, después, ruido de motores, luego, la cama vol-vió a su lugar. ¡Qué extraño! Todo era silencio. Ya no se oían lamentos, ni platillos. Nada más que una especie de motor de coche, hasta que también este calló. El silencio era total. De pronto la voz de un niño.
-Mamá, yo quiero ver a papá.
-No, J... ya te expliqué por que no podes.
-Pero...si él no se va a dar cuenta.
-Ya sé, querido, él mismo me pidió hace mucho tiempo que nadie lo viera un día como hoy.
La extraña y alegre sensación de estar con la cama suspendida en el espacio, volvió a reinar en el sueño. Primero ascendió, luego comenzó a bajar lentamente y ahí terminó la secuencia. Nuevamente estaba detenido.
El coro de los lamentos se presentaba otra vez con mucha temeridad sin temor a la lluvia donde las prime-ras gotas se dejaban caer sobre el techo. ¿Gotas.?? Otra qué gotas. Al principio lo serían, lo que es en ese momento eran piedras. Y por lo oído, tenían que ser millones, porque daba la impresión que en cualquier momento el techo se iba a venir a bajo.
Era lindo escuchar llover en esa forma, aunque sea en sueño. De pronto...no más lluvia, no más piedras, no más lamentos, no más risas, no más nada. Todo era silencio en la fría oscuridad.
¿Qué había pasado? ¿Se había cortado el encanto del mágico sueño? Comenzó a levantarse en la cama, en esa cama donde nunca podría sentarse. La cabeza le dolía terrible-mente por el golpe que se dic en el supuesto techo a tratar de sentarse.
¿Qué burla era esa? ¿Donde estaba metido? La alegría había desaparecido por completo de su cara.
Empezó a patalear, gritar, se arañaba se mordía y...nada más.
........................
-Mamá, antes que pongan esa piedra blanca, puedo poner estas flores que son lindas.
-Después, querido, del lado de arriba.
-Mamá, del lado de abajo no quedan mejor?
-No querido. Debajo de la lápida fría, no se distinguen los colores.
OMAR ORDÓÑEZ

Texto agregado el 31-08-2005, y leído por 214 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
26-09-2007 Esta editado? Si no lo está, debería. unlector
26-06-2006 Largo cuento que aparentemente nos narra los pormenores de un funeral. La frialdad de las personas que acuden, aparentemente sólo por cumplir. En todas partes ocurre lo mismo. Una pincelada de política también a través del sueño. *****. Un beso. Pilef
29-09-2005 Mira mi querido Omar, tu cuento esta muy bien encaminado, pero trata de "minimizar". Aqui lamentablemente nadie le gusta leer cuentos largos. ¿No sé por qué? mis***** para que sigas escribiendo!! sin desanimarte mi querido Omar. y invita a leerlos así los amigos te sabrán orientar en tus textos, yo soy la menos indicada, no soy para nada intelectual ( todo lo contrario!!!) té quiero, besitos nilda nilda
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]