Veo, ví y verte hasta morir

TE VÍ: NECESITO OTRA MIRADA TUYA

Como una ráfaga de luz sonora, y un iluminar mi parada sobre el suelo; tus ojos delatan lo que me produce tu ausencia. Nada tengo sobre el aire, solo mis ojos ven los tuyos, y los tuyos… ¿ven los míos? Dime si has estado en el cielo, porque me reflejan su gloria, me traen recuerdos cíclicos de los momentos en que te he mirado. Dime si has estado allí. En un instante todo me parece trivial, excepto lo que causa eso: tus ojos. Ventanas cristalinas por la verdad, transparencia absoluta, ternura extrema que me sacude el cuerpo, el alma. Aquí hay alguien que ha visitado el cielo, dime si has estado allí.

Estoy parado ahora mirándote, esperando la llegada del Tiempo que nos separará finitamente, y deseo coger un garrote para esperarlo agazapado detrás de un árbol para golpearlo por ladrón, por delincuente, por roba momentos mágicos, por desgraciado sin remedio que me esclaviza con su dedito en el reloj. Tiempo, déjame en paz disfrutar de sus ojos, de esa mirada celestial que infla mi felicidad, esa mirada que siento que es la única que me comprende y realmente quiere que mis ojos descubran cosas ocultas tras paredes de secretos y silenciosos llantos de dolor. Yo quiero atornillar mis ojos sobre los tuyos, y arrojar las posibilidades de separarnos lejos, allá donde el Tiempo no las encuentre, y envejezca perdiendo su tiempo buscándolas entre los arbustos de la suerte y gratitud. Sí, mi vida se trata de deseos en demasía. Quiero quedarme junto a ti mirando tu belleza, mirando tus ojos, esos ojos que no revientan a pesar de tantas experiencias, esos ojos que me enloquecen, esa mirada buena y compasiva que comparte sus matices y me los ofrece en bandejas de oro y plata, relucientes como la veracidad de tu sonrisa. Son tus ojos los que me desnudan, y que hacen crecer los míos para el único propósito de estar junto a los tuyos por siempre cumplir, en un futuro que espero, que espero… que espero.

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