Inicio / Cuenteros Locales / gui / Los vendedores de alarmas
Hoy aparecieron dos señores ofreciéndome un sistema de alarmas para el local. Antes que comenzaran con su interminable y cansadora perorata, extraje de una carpeta que conservo bajo el mesón, un legajo de papeles conteniendo las numerosas y llamativas ofertas que se me ofrecían para poner a buen resguardo mi negocio. Se las mostré y les dije que me provocaba mucho placer saber que había tanta gente interesada en que mi local no fuese saqueado. Aquí uno de los vendedores se me quiso subir por el chorro e iba a comenzar a exponerme los beneficios de su plan cuando lo paré en seco explicándole que mi idea por el momento no era encalillarme con ningún sistema, puesto que, por el contrario, estaba en plan de restringir mis gastos hasta que las ventas justificaran una inversión de este tipo. Una vez más el vendedor que parecía tener más arrestos intentó buscar un flanco desprotegido para ofrecerme una excelente y económica opción pero yo, me lancé como un buen guardametas futbolístico para contrarrestar esa punzante ofensiva. Cariacontecidos, ellos se ofrecieron a demostrarme lo fácil que era instalar el mentado sistema y la tranquilidad que ello me brindaría. Yo, imperturbable, me mantuve firme en mi postura, evitando que cualquiera mueca me traicionara y permitiera otro ataque de ese par de hostigosos delanteros, digo, vendedores. Para no aburrirlos, les diré que finalmente el vendedor que parecía mantenerse a la zaga me dijo que tuviera cuidado con los ladrones ya que él ha visto negocios completamente vaciados y que sería muy penoso que ello me ocurriera a mí. Esa frase me sonó a un sospechoso amedrentamiento y fui yo el que ahora se lanzó al ataque cuando les dije: -No se preocupe usted que un poco más allá tengo a un excelente guardián para que cautele mis intereses. Y a el no tengo que pagarle ninguna prima.
-Gracias a Dios es usted muy afortunado señor –respondió el tipo con un dejo de ironía en su voz.
-Precisamente es a El a quien encomiendo cada noche la custodia de mi humilde fuente de trabajo -le dije. –El atiende en aquella esquina ¿Ve usted esa capillita?
Los tipos salieron de inmediato de mi local no sin antes proferir un seco “Hasta luego, señor”…
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Texto agregado el 31-08-2005, y leído por 288
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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01-09-2005 |
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Creo que el primer comentarista ha dado en el clavo. Les diste su merecido. graju |
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31-08-2005 |
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jajajaja, en todo caso deberias pedirle al guardién que extienda la zona en donde realiza sus servicios, pago un ojo de la cara por el servicio de alarma. anemona |
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31-08-2005 |
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Salieron huyendo porque son el mismo diablo,jeje. Muy agudo, disfrute de la lectura. Saludos iolanthe |
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