Miles de miradas entre miles de ojos
todas compartiendo un mismo horizonte
que se aleja por las manos de los sueños
en un caballo pintado de mañanas
de besos y de llantos.

Mi caballo galopa a lo ancho del mar rojo
que se seca cada noche
y nace de nuevo en la mañana
desenfunda su espada azul marino
y atraviesa el corazón del suicida.

Un ahogado cae entre sus piernas
bucea en ellas y revive a los corales
que duermen entre mil algas marchitas
posadas en las cabelleras de la sirenas
que encantan a los marineros
los envuelven en finos cantos tardíos
y luego los regalan al mar.

Mar que limpia mis pecados
que aun no son bastantes
pero que algún día iran más allá de sus fuerzas
entre mil olas me bañaré en silencio
y sobre las rocas pondré a secar mi viejo cuerpo
sin destino y sin colores.

Entre matices grises y negros bailaré entre tus brazos
un sentimientos aun no encontrado
pero que se haya en el fondo de mi corazón marchitado
como la rosa más sola del rosal
o como el ave más pesada del nido
caeré poco a poco dentro de mi pozo sin fondo
para luego estrellarme contra el otro extremo de mi jaula invisible.