Recorro sólo mentalmente el horizonte,
si mi brazo camina solo, hasta alcanzarte,
y mi cabeza duele de tanto recordarte,
con esa máscara de las manos juntas que ocultan el llanto.

Zumbidos rozan mis oidos y no me permiten mostrarme,
las palabras no alcanzan a reunir el amor del mundo,
como para quemarlo en papel si no estás presente,
y sólo te conservo aquí, en mi pecho.

No puedo estar contigo como quisiera,
y te sé como yo mismo, enamorada sin miedo a decirlo,
mas si me faltas no hay nadie en casa,
y mis gentes no imaginan como te extraño,
ni tus gentes saben siquiera como me haces falta.