Los latidos del corazón se aceleraban,
las angostas calles se abrían ante mí.
Era una noche como las que yo anhelaba;
pero caminaba sola,al fin y al cabo,
hace mucho que te perdí.
Las lágrimas que arrasaban mi rostro
helaban toda esperanza.
Y sintiendo,aparcada en una esquina de la calle,
que volaba,
cerré los ojos y miré con añoranza.
En mis sueños pude ver tus caricias,
pude sentir la miel de tus labios,
pude ver cómo te alejabas para no volver;
siendo yo el águila atrapada
carente de libertad y felicidad.
Una mueca de dolor se mostró en mi cara,
mientras sollozaba, lloraba.
Y abrí los ojos ante lo que ya sabía:
la muerte se postraba ante mí.
Mi último suspiro, y el trance fatal...
Me encontré encadenada,
entre las ascuas del infierno;
donde tú cumplías condena.
Una voz me susurraba al oído,
si era vivir contigo lo que deseaba.
Respondiose la Parca, viniendo a mi encuentro:
"Y te has cubierto de un pesar férreo,
de ansias de muerte súbita e impresentable;
tómame o vive en el sufrimiento de tus días,
vive con él en el infierno o sola en la Tierra"
Cerrando los ojos, apretando los puños con furia
alcé mi voz, alcé mi espíritu y gritando más aun,
sólo condené mi desgracia y tu infortunia.
Y viví, abrí los ojos.
El sudor frío me bañaba.
Seguía en la misma angosta callejuela,
tirada, casi sin respiración;
pero estaba respirando sin ti.
Estaba viendo más allá de ti.
Y eché a caminar.
Las oxidadas rejas del cementerio estaban abiertas.
Allí yacía tu tumba, inmaculada, bajo la estatua,
del ángel caído.
Durante horas te velé, lloré.
Y tu espíritu me contó que debía vivir por ti.
Aunque en es desamor sea,
aunque la desolación me aguarde,
viviré...
Porque no todo acaba cuando queremos.
Porque no todo permanece como queremos
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