-¡Cristóbal!
¿Cómo me llamaste?, le pregunté, frenando en seco, mientras exploraba su piel.
- Perdona Fer, mi amor, perdona, mi vida, Fernando, discúlpame, es que pensaba en Colón, el descubridor.
¿De América?
- Sí, por supuesto
¿Me lo juras?
- ¡Te lo juro mi amor! ¿A caso te he mentido alguna vez?
..
Pobre, lleva dos años así. Sufre tanto que Stella, la criada, dice que la ha visto por horas, en mi ausencia, platicar por teléfono con él, ponerse citas y volver a las dos horas. Me ha tocado explicarle a la mucama, para que se tranquilice, que se trata de un fantasma de su clase de historia.
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