Regresé a casa poco antes de las once. Era sábado, estaba sobrio, bien vestido, pero la velada había resultado ser un fracaso. El que mi papá me mirase como si sintiese pena de mí no mejoraba la situación. Hice uso de mi mejor sonrisa falsa para tratar de crear la impresión de que no me había ido mal.

Para mis padres debió ser muy triste verme en esa situación, creo que tanto como lo era para mí de incómodo. Así de triste, así de incómodo. Caminé con la poca dignidad que conservaba rumbo a mi habitación para ver algo de televisión y con algo de suerte, masturbarme antes de dormir.

Treinta y cinco años. Quisiera creer que no soy tan feo, o tan despreciable como para terminar un sábado a las once de la noche en mi casa sin haber recibido el más ligero asomo de insinuación romántica o falso interés en mi vida de parte de mi cita para cenar en un restaurante de casi 40000 pesos el plato.

Sacó de debajo del colchón mi revista de Fat Unshaved Beauties con algo de resignación. Al menos me quitará parte de la tensión que tengo encima, o eso espero.

Mi padre toca la puerta.

¿Puedo pasar mijo?

Coloco la revista debajo de la almohada y le digo que pase.

Hijo, tenemos que hablar.

Bajo la cabeza, preparándome para la inminente llegada del sermón.

No te preocupes por eso, todos, absolutamente todos, por más feos que seamos, llegamos a tener una oportunidad para reproducirnos. No tiene que ser a través de pendejadas como las citas o ser agradable. Siempre se puede apelar a la caridad. La caridad de las mujeres no tiene límites. Hay millones de mujeres desesperadas allá afuera.

A muchas ni siquiera les importará tener sexo contigo con tal de poder casarse o tener hijos.

¿O no has visto acaso que casi todo el planeta está compuesto de parejas de gente fea?

Sería bueno también que bajases tus expectativas, apuntas muy arriba, a mujeres que tienen gente tras ellas todo el tiempo, que no sienten la necesidad de estar contigo. Buscalas desesperadas, solas, ansiosas.

Las mujeres son criaturas bastante simples. Casi todas quieren tener casarse, así sea solo para divorciarse de inmediato y decir a sus familias que alguna vez estuvieron casadas. Es por culpa de la presión social.

Tienes un trabajo y un carro, eso pesa mucho para una mujer; así seas calvo y gordo eres material de esposo.

¿Qué pasó en tu cita de hoy?

Levanté la cabeza y conté a grandes rasgos la cita de hoy: Salida a cine y a comer, ella habló de su ex, del trabajo y de sus compañeras de trabajo, lo mal que le caían y como todas eran envidiosas y problemáticas.

¿Y pagaste por todo?

Sí, no iba a dejar que ella pagara.

¿Ella no insistió en ningún momento en pagar ella misma?

Le dije que no.

Esa es una clara señal de que estás saliendo con las mujeres equivocadas. Sal con una de sus amigas, no tiene que ser la más fea, pero sí una de las que ella no haya tratado de zorra, en lo posible, el tipo de mujer que sepas que pagará su parte de la salida.

Eso no quiere decir que esté desesperada papá.

Cierto, pero quiere decir que no está acostumbrada a que le paguen todo. Eso es bueno. También tienes que fijarte si ella pide que la lleves a su casa o si espera que la lleves sin decirlo.

Está bien.

Y cuando salgas, no es necesario apelar a la piedad o a la compasión, no es necesario. Ni vayas a tratar de avasallarla con confesiones de todo lo que sientes por ella, si haces eso de una vez, lo único que pasa es que ella siente que la quieres violar en un callejón o algo así. Sería bueno que tampoco las llamaras muy seguido, no les gusta. Ni llamarlas a medianoche a menos que ellas te lo hayan pedido, no en esta época con todos esos identificadores de llamadas y demandas por acoso.

¿Eso es todo?

Sí, por ahora creo que eso puede ayudarte un poco. Todos llegan a tener algo con alguien en algún momento, en serio. Los feos nos habríamos extinguido de no ser por eso. Que duermas.

Cerró la puerta y yo me levanté para pasar el cerrojo.

Saqué la revista de debajo de la almohada y miré el teléfono, resistiendo con todas mis fuerzas la tentación de llamarla.