- Pizzería Alto vuelo; buenas noches, mi nombre es Sonia, ¿qué pizza desea pedir?
- Hola, que tal. Quiero pedir una pizza con camarones; ajo; aceitunas y champiñones con doble queso y otra de...
- ¿Grande?
- No, mediana, y otra también mediana de chorizo con... ¿Hay alguna española?
- Si, trae...
- No importa, quiero esa.
- ¿Alguna bebida?
- No, sólo las pizzas.
- ¿Cual es su teléfono?
- 2245391.
- Bien... Don... ¿Jaime?
- Si.
- Bien don Jaime, en media hora máximo estaremos allí, sino, la pizza es completamente gratis.
- Las.
- ¿Las qué?
- Las pizzas. Son dos.
- Ah!, si, las pizzas, perdón.
- Esta bien; gracias.
Transcurren cuarenta minutos y las pizzas no llegan, y Jaime se comienza a enojar bastante y a perder notablemente la paciencia. Los dos amigos que están con él lo empiezan a tranquilizar, pero Jaime está cada vez más alterado y de pronto está lanzando papas fritas contra las ventanas. Sus amigos le dicen que ya basta que hay que llamar nuevamente a la pizzería, que le debe haber pasado algo al tipo que las entrega, pero Jaime dice que más le vale que se haya matado en la maldita moto porque sino le va a meter el manubrio y las pizzas por el culo. Sus amigos le exigen que se calme porque la situación ya se está tornando incomoda para ellos. Jaime les contesta que si no les gusta su reacción pueden irse inmediatamente a la misma mierda y que si quieren se la coman y comienza a lanzar las toallas del baño a la piscina y a orinar en cada espejo de la casa. Uno de los amigos lo bota al suelo y lo inmoviliza con la ayuda del otro amigo y le gritan que se calme, ellos también perdiendo la paciencia. Jaime les grita que si no lo sueltan los va a partir en ciento veintiocho pedazos a cada uno y se los va a comer con las malditas pizzas frías por culpa del retraso.
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