Cuando la ví llegar, mis ojos recorrieron con avidez su exquisita figura enfundada en un vestido elegante y sugestivo y gratamente, presagiaron aquel maravilloso encuentro que sucedería en instantes, como algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.
La distancia que nos separaba, parecía tan corta y a la vez muy larga.
Se acercó, quizás pensando en mí, como algo que tenía que suceder algún día y al verme, tan solo sonrió nerviosamente, mientras yo me llevaba mis manos al pecho, figurando tener una turbación que sin lugar a dudas, estaba recorriendo cuál libre conmoción por mi cuerpo, pero que lo simulé con aquel gesto, como ejercitando a mi corazón para nuevas emociones.
Nos miramos con insistencia y tropezaron nuestros ojos, con una violencia virtual de complacencia.
Jamás pensé, ni por un momento, que la fuerza impetuosa de aquel tropiezo, me afectaría mis sentidos, pero....¡Me equivoqué!
Aquello fue un golpe que impactó como una ola en la más frágil orilla, ocasionando por encima de mi, una algarada mayor que la del primer día cuando nos conocimos.
.-¿Como estas?.-le dije acercándome a ella con cierta timidez y recato, pero con una agitación bien definida, de esa que producen temblor y placer al mismo tiempo.
.-Seeeñor!, Muy bien,....¿Y usted?
Sus labios temblaban imperceptiblemente, pero solo era el preludio de más emociones encontradas que sucederían en cadena, una tras otra.
Ni siquiera encontraba palabras para iniciar la conversación tantas veces ensayada mentalmente, pero fluyeron como níveas gotas de lluvia en libre caída en el invierno.
.-Sabes que estas muy hermosa.-le asomé con galantería.
.-¡Gracias!.-
La lisonja surtió un efecto inmediato.
Su lindo rostro se tornó del color rojo púrpura dándole un matiz de bello encanto que me torció mi músculo facial en una mueca graciosa que me extrañó, pues cada vez era mayor la excitación y sin querer, recibía la conjugación del verbo amar muy intensamente como una ametralladora en mi aterrorizado cerebro.
.-Hacía mucho tiempo que no te veía!.-las palabras no me salían pensadas.
.-Ni tanto, y..... ¿que es de tu vida?
.-Mi vida?.....pues, a partir de hoy ¡Nunca más será la misma!.- me atreví a decirlo y casi no lo creía.
Nerviosamente ella se sonrojó y comenzamos a procurarnos en silencio, en la profunda oscuridad del deseo, emulando cada beso con deleite, con la dulce complicidad que nos encendió un día, la alegría de vivir para siempre juntos y con los recuerdos anudando cada vez más, el dulce sortilegio del amor en una sola entrega.
La gente se arremolinaba contra nosotros en una alianza casi perfecta y aunque molestaba, creaba un escenario armonioso, como si hubiese sido planeado.
Las palabras eran pronunciadas, más no escuchadas.
Las miradas no las veíamos.
Flotábamos en el aire con la respiración cortada y el cerebro no respondía a ninguna señal que no estuviese ligada a nosotros.
El retorno del sonido a mis oídos, no funcionaba.......¡Era magia!
Y fué así como ¡El amor hizo de las suyas cuando el encuentro sucedió!
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