Existen determinadas personas que perturban con un simple gesto, cuando eso sucede pasan infinitos atardeceres lentos junto al mar haciéndonos olvidar de observar la luna.
Esas personas "nos llevan", y uno se deja llevar.
Son una especie de hábito, que evita caminar y cuando llega el momento de abrazar, uno ve consumarse en uno mismo y en el pasado.
Nos acarician con su personalidad y nos hacen llegar a un estado estático, el punto exacto ese, en que sentimos que casi no existimos.
Todos, vos,yo ese y aquél, lo hemos experimentado una y otra vez.
Forman esa extraña categoría de personitas especiales que dejan suavidades en nuestras manos, manos que parecen desprovistas de nuestro propio ser y nuestro cuerpo parece no tener nada que ver con lo que está sucediendo. Simplemente nos quedamos sentados a su lado, en un estado de admiración y desconcierto, embobados y acariciando; todo fluye por si mismo.
Existen determinados seres que logran esto y lograrlo es haber conseguido enamorar.
Flujo, hábito, éxtasis, estado de excelencia como quieran llamarle.
La descripción de este estado es notablemente similar al que muestran cientos de hombres y mujeres diversos: alpinistas, ajedrecistas, cirujanos, ingenieros, músicos, etc. , cuando hablan de una época en que se auto superan ellos mismos y entran en un estado de gracia, un estado especial en que la excelencia no requiere ningún esfuerzo, todo alrededor desaparece, absorbido por el momento "al que llegan", y si llegan es porque alguien "los lleva".-
Un amigo médico que operó en una tienda de campaña durante la triste guerra por Malvinas, me comentaba que le había sucedido algo similar; tan especial es este estado de gracia que al terminar de operar, comenzó a darse cuenta que debía juntar los restos de cascotes y destrozos que habían caído durante un bombardeo y él, operando, ni había advertido.
Amar es similar, una experiencia que casi todo el mundo tiene de vez en cuando, y llega más allá de sus límites iniciales, la fusión de dos seres en uno, donde se queda totalmente absorto, donde la atención queda tan concentrada que solo se es consciente de la estrecha gama de percepción relacionada con la otra persona, y se pierde la noción de tiempo y espacio.
Se anula la conciencia de uno mismo y allí uno abandona las pequeñas preocupaciones (la salud, las cuentas, los problemas de la vida cotidiana), pues aparece la ausencia del yo.
Paradójicamente, la persona que se encuentra en este estado muestra un perfecto control de su cuerpo, alcanza un desempeño óptimo, al amar, tocar música, operar, escribir, etc, motivado por el puro placer del acto mismo.
Un estado de flujo inducido exclusivamente por la concentración intensa, por un sentimiento irresistible y sumamente motivador de suave éxtasis.
Estado de flujo que logra un "estado de excelencia", una forma de sentir que hace que el cerebro esté "fresco", su excitación e inhibición del circuito nervioso está en sintonía con la exigencia del otro cuerpo.
Entonces sucede que pasan las horas entre el ruido y la prisa,
no me percato yo, no te percatas tú.
Vamos recorriendo, bebiendo, suspirando, sin detenernos a escuchar el silencio.
Al principio, esquivos, silenciosos.
Luego,
una voz nos comienza a resultar familiar, aprendemos a convivir con ella.
Serenos por la mañana, le llenamos de caricias, le sorprendemos con un atardecer o un crepúsculo; para que por la noche, la misma voz nos susurre versos bajo la luna.
Hoy la voz ya es un hábito de ella y él.
Aprendieron a arrodillarse y apoyando la oreja en el ombligo, tratar de oír el largo espacio de la vida aprisionado en el vientre.
La misma voz que por las noches se les presenta tan segura, amante y decidida, por las mañanas amanece serena, llenándolos de caricias. Se acurruca insegura, tibia, etérea buscando la protección de los cuerpos.
Desde que aprendieron el hábito de escuchar esa voz, han pasado semanas junto al mar, sin acordarse de mirar la luna.
No saben si realmente este flujo les ha echo pecar de omisión.
Están seguros en cambio que absortos, observan jugar la misma luna sobre sus espaldas desnudas.
Se habituaron a ver su brillo a través de las miradas que se dedican y allí perderse en su cielo.
Ahora bien, hasta aquí he redactado una parte de lo que me ha dejado el amor, pero me gustaría que me ayuden un poco mas sobre este particular y especial habito de amar.
Y aquí viene el aporte de las opiniones que enriquecerá mucho mas el texto:
En una relación y entendemos por relación de amor, no la forma ( es decir la parte externa, amantes, parejas, hombres, mujeres, casados, adolescentes, solteros etc.), sino el fondo, es decir encontrarse uno a otro y decidir vivir sobre un solo corazón:
¿Es invencible el amor?
Y si así lo es:
¿Puede gritarse a los cuatro vientos?
O en su defecto, ¿debemos guardarlo bajo cuatro llaves?.-
Es importante para mí aprender algo mas del comportamiento del amor.
Muchas gracias a todos los que, con su aporte, me ayuden a comprender ese algo mas.
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