Que difícil sería decir cuál ha sido el mejor día de mi vida, quizá en parte porque mi memoria es débil, quizá porque simplemente no ha existido. En general me gusta disfrutar de cosas pequeñas, así que podría considerar un buen día todo aquel en el que no he tenido malas experiencias de gravedad. Además, me cuesta trabajo priorizar los momentos agradables de mi existencia.
Pudo haber sido el quince de octubre de 1957, el día en que nací; después de todo gracias a ese día es que pude vivir todos los demás. Sin embargo no creo que haya sido muy placentero el sentir toda la luz del quirófano en mis ojos no acostumbrados a ésta, o sentir el frío y la sangre en todo mi cuerpo y las manos terriblemente duras del doctor o la enfermera sosteniéndome. Sólo imagino porque me es imposible recordar.
Tal vez fue cuando mi abuelo regreso de trabajar del centro y trajo consigo un inmenso perro de peluche para mí. Hoy en día el perro que solía ser mi caballo parece terriblemente pequeño y le falta un ojo. O porque no uno de tantos 25 de diciembre en que desperté aún somnoliento y descubrí en mi sala juguetes nuevos que había querido desde meses atrás.
Recuerdo también con agrado la secundaria y a mis amigos, bien pudo ser cualquier día en que hice alguna travesura que en aquel entonces consideraba divertida y hoy no tanto. De la preparatoria recuerdo diversas fiestas y salidas, el día de mi graduación y la cena que le siguió. También hubo una tarde en la que vi por primera vez una película de Ingmar y decidí que eso era lo que quería hacer de mi vida.
Probablemente fue la noche en que pude tocar en vivo con mi banda en un barcito. Sentir las cuerdas bajo mis dedos y saber que todo iba como lo habíamos ensayado, y sobre todo, saber que sonábamos bien. O quizá el día en que simplemente le robe un beso a mi novia y ella, aunque sorprendida contestó con agrado.
Después cuando terminé la carrera, o cuando terminé mi primer largometraje. El día de mi boda o cuando nació mi primer hijo...
Sinceramente no sé a ciencia cierta cuál haya sido, hay tantos otros días más con momentos agradables que no mencioné ni mencionaré. Lo que si es cierto, es que si en un día me hubieran sucedido varios acontecimientos como los anteriores, ese hubiera sido el día más feliz de mi vida.