Estaba tumbado y aturdido en medio de la nada en una habitación que me parecía muy familiar. Litros de whisky estaban alrededor mío, no sabia que estaba pasando, me di cuenta que no veía las cosas con claridad, estaba tan aturdido que no podía casi ni abrir los ojos. Cuando después de mil lamentaciones y suplicas hacia el señor decidí levantarme, lo que casi conseguí fue caerme otra vez al suelo pero conseguí agarrarme fuertemente a una silla que estaba en la habitación. Mire por encima de mí y observe la habitación donde me encontraba, sus paredes grises, la mayoría de ellas desgarradas, el techo con un ventilador que hacia que mis oídos se quejaran del ruido infernal que producía, un sofá donde se podían ver sus muelles, una mesa donde había una foto, pero que al parecer estaba rota y que también me pareció muy familiar. Después de un gran esfuerzo me despegue de la silla y fui a mirar esa maldita foto, ni tan siquiera sabia porque estaba haciendo aquello, pero algo dentro de mi me decía que tenia que mirarla. La vi era un hombre y una mujer creo que recién casados, el hombre tenia la cara rota, bueno quiero decir, que la foto estaba rota a la altura de la cara, pero parecía que el cuerpo era el mío, era como si yo fuese ese hombre. Me froté los ojos y me dispuse a mirar a la mujer, era una jovencita muy guapa con unos ojos verdes enormes y un pelo negro larguísimo que se perdía en las cinturas de la joven. Era guapa me dije a mi mismo, instintivamente fui a buscar la garrafa de whisky que yacía en el suelo donde hace unos momentos estaba yo también, llegue a cogerla dando un grito de alegría puesto que casi me caigo redondo al suelo al intentar agacharme. Estaba media vacia y dios sabe quien habría podido beber cantidad de whisky. Yo no sabia el porque de donde estaba ni tan siquiera recordaba quien era, pero eso si, recordaba que me gustaba beber, recordaba que necesitaba beber así que sin pensarlo mas levante la garrafa y m puse a beber con tan mala suerte que casi me lo tire todo por encima, supongo que estaba tan borracho que era imposible coordinar mis movimientos. Fui a dejar otra vez la garrafa de whisky en el suelo. Tenia no sé porque la necesidad de ponerme a llorar así que sin darme cuenta caí desplomado hacia el sofá que no era nada cómodo os lo aseguro. Me hubiera gustado no beber para darme cuenta de lo que sucedía pero por lo visto tenia muchas cosas que olvidar. Y bueno lo había conseguido me dije a mí mismo riéndome. Me dispuse a ver el reloj que estaba en la mesa donde estaba la foto y vi que eran las 4 y media de la madrugada. Creo que esta no es una buena hora para estar despierto le dije al reloj como si el pudiera contestarme. Creo que me quedé dormido durante unos momentos que no fue mucho tiempo eso lo sé seguro, me desperté porque en el poco tiempo que pude dormir había tenido una pesadilla que no podía entender. Me acuerdo que el rojo predominaba, era tan extraño me dije rasgándome los ojos, todo iba muy rápidamente, sé que estaba yo y otra joven, era muy extraño, quise comprenderlo pero no podía había algo que fallaba, sobretodo al final de la pesadilla, fue como oír un grito y se me llenaron los ojos de sangre o al menos eso parecía, era aterrador. Me mire a mí mismo y vi que estaba sobresaltado, sudando mas de lo normal, olía fatal porque me parecía que mi sudor tenia el mismo olor que el whisky que se estaba desparramando por el suelo. Creí conveniente que debería tomarme una ducha, pero claro en el estado en el que me encontraba no esque me apeteciera mucho levantarme. Haciendo otra vez duros esfuerzos lo conseguí, conseguí levantarme del sofá y irme hacia la ducha. Ahora mismo desde donde escribo este relato me hubiera gustado haber recordado lo que pasó en la ducha.
Abrí la puerta del baño y allí encontré lo que buscaba, quien era, porque estaba allí y porque había bebido de esa manera. No puedo explicarlo con palabras, lo que sentí en ese momento debe ser lo que siente una liebre al sentir las fieras dientes del león en sus carnes y por otra parte sentí la tristeza de un árbol en otoño que se queda sin hojas. Me caí al suelo y allí me queden contemplándola, sus inmensos ojos verdes, su pelo liso como la seda, la dulzura de su cara. Era tan bonita y a la vez era espantoso, su piel había perdido su luz y su vida, sus ojos miraban hacia la nada, sus manos suaves y acogedoras se perdían en la inmensidad de la sangre, su vida estaba acabada y creo recordar una cosa, se llevo mi vida también, ahora lo recuerdo todo, ahora que estoy aquí, ahora que había usado su cuchillo y había hecho lo mismo que ella, ahora que le cogía la mano y hasta me pareció que en su boca se susurraba un “lo siento”, ahora mismo no significaba nada, los dos habíamos dejado de existir. Ella era mi esposa, se había suicidado. Lo había hecho porque había caído en una profunda depresión que fue fundada cuando nuestro único hijo murió, no voy a recordar como murió porque es demasiado triste pero ahora entiendo mi sueño, aunque esto no tiene importancia la decisión ya esta tomada. Antes de que todo esto ocurriera había destrozado por completo mi casa, y antes de cortarme las venas había prendido fuego la garrafa de whisky al fin y al cabo el fuego nos purificara y ahora que estoy junto a ella en “este lugar” tan lejano pero a la vez tan cercano veo como nuestros cuerpos se esfuman como se esfuma toda la casa y nuestro dolor cesa, mi mujer nunca debió quitarse la vida pero ahora ya estamos los dos aquí, no tengo remordimientos sobre lo que he hecho, ni le guardo ningún rencor a ella quizás aquí seamos mas felices así que por favor no derraméis ninguna lagrima por mi, yo ya estoy muerto.
|