Soy el vampiro Raziel. ¿Me recuerdas? ¿Recuerdas mis labios sensuales y mis enormes y profundos ojos negros?
¿Recuerdas las aventuras que te he susurrado al oído mientras tu sólo sientes que el aire frio eriza los vellos de tu espalda?
-¿Sabes que huelo tu miedo?-
Pero no he venido a intimidarte, vine con el viento a confesarte mis nuevos descubrimientos, los nuevos sentimientos que nacen en mi alma... mis lágrimas nacen en la luna en el lugar donde los ángeles cantan...
¿Qué ironico verdad?Un demonio soñando con ángeles. ¿Pero acaso la luz y la oscuridad no tienen el mismo origen?

-Sólo te suplico que me escuches-

Nací mortal, pero a mis veinte años empezaba a tener miedo, miedo de la muerte... Y sobre todo odio. Odio porque sabía que ni aun en el último momento de conciencia sabría el porqué de las cosas. Ahora sé que nunca, ni en el momento de la muerte vislumbraremos porqué diablos las cosas ocurren como lo han hecho!
En mi pobreza, en un pueblo inmundo, en una ciudad bañandose de melancolia sólo me fue permitido escuchar historias de personas que hablaban de pasión, de aventuras, de conocer lugares. Lugares que sabía que yo jamás conocería. Sólo me fue conocedido saber que para una persona cómo yo sólo existe una muerte real, inexorable, inevitable. ¿Y sabes tu dónde quedan todos esos años de sufrimiento y esfuerzo? Se lo devoran los gusanos, se oxidan en el olvido, se suicidan en una tumba...
Viví como alguien que quiere morir pero que no tiene el valor de matarse. Y entonces los conocí...
Y ya sabes lo que pasó: morí, soy un no-muerto; me convertí en vampiro, en un hijo de las tinieblas.
Y hoy el sol secó mi lago de ilusiones, fundo mis castillos sobre fantasias, sueños y miedos añejos.
Pero estoy cansado, me gustaría cerrar los ojos y dormir eternamente, morir como lo hacen el perro, el águila o el caballo... morir como lo harás tu...
Deseo ver otra vez el sol, sentir el viento, amar, envejecer... Pero sólo soy un cazador de eternidad, para mi sólo existe en frío y oscuro páramo de la perpetuidad.

Me dan asco las lágrimas sanguinolentas que brotan de mis ojos mientras te suplico que me ames, que me escuches, que trates de entenderme, que no te provoque repulsión mi piel pálida.
Búscame en las noches cuando sientas que alguien te observa, cuando sientas que el peligro te asecha, porque ahi estoy: en las veredas frías y desoladas te tu pensamiento inconexo. Soy el demonio que con cánticos angelicales encubre los ecos de tus miedos...
Mis quimeras se desmoronan y mi realidad me asfixia. Por favor, permite que mis lágrimas acaricien tu corazón.
El cielo plagado de estrellas ya no me importa: mi inmortalidad me está matándo. Permíteme cavar mi tumba en tu llanto en las tardes de hastío, esas tardes en las que sientes que el futuro te está atropellando.

Soy el vampiro Raziel.
¿Ahora me recuerdas?