Les quisiera hablar de la privacidad. Lo que deben saber sobre ella es que es eso que quieres tener cuando estás en un inodoro y se te acaba el papel higiénico. O cuando te sientes muy triste y deseas que nadie te moleste, eso que ansías tener es privacidad.

Ahora olvídense de ella, porque es imposible tenerla. Porque tu identidad siempre está expuesta gracias a la identi-tag.

Es díficil tener privacidad cuando tienes un aparato del tamaño de un grano de arroz en el oído medio que envía transmisiones de radiofrecuencia a través de un radio de casi medio kilómetro.

No puedes tener privacidad porque en cuanto entras a un supermercado un robot hace un chequeo de tu identi-tag y sabe cuando fue la última vez que fuiste al médico, un historial de tu frecuencia cardíaca durante las ultimas dos semanas, que has visto la pornovela "Caballos Para Rossanna" y cual es la tarjeta utilizas para hacer tus compras. De ahí en adelante, el robot se te acerca y te dice "Me gustaría hacerle la demostración de un anaucad, señor Martinez Wong". No hay forma de deshacerse de ellos a partir del momento que empiezan a hablar, se meten en tu cabeza, te averiguan todo lo que hay en el identi-tag y te siguen hasta que mueres.

Entras a la librería, el aviso de la columna de la entrada lee tu identi-tag y dice en voz alta "Su suscripción a Mujeres gordas sin afeitar se vence este mes, señor Martinez, ¿desea renovarla?" A partir de ese momento, tus hijos te pierden el respeto y nunca desean acompañarte a ir de compras.

Odio que no solo lo tenemos puestos nosotros, también lo tienen todos los objetos que compramos. Cuando alguien decide robar tu casa, usan un scanner de alto poder desde la calle para conocer el valor de todos tus muebles, joyas y electrodomésticos y así saber si vale la pena tomarse el trabajo de violar la cerradura de tu entrada. No hay igualdad ni en eso.

Todo tiene identi-tag. Si vas a usar tu cepillo de dientes por más de tres meses, la identi-tag del cepillo libera las cerdas para que compres uno nuevo.

Si te sientes triste y no quieres que nadie te moleste, la identi-tag que llevas puesta le hace un anuncio a una droguería cercana para que te receten anti-depresivos. Cuando se te acaba el papel higiénico, tu identi-tag le da una señal a tu casa para que le informe al resto de tu familia que se te acabó el papel.

Lo que más odio, es que la energía de tu identi-tag solo se agota 48 horas después de muerto. Y el POD donde la identi-tag guarda la información sobre tu cuerpo, no se borra nunca.

Pensar que cuando me la pusieron me dijeron que era solo para que no perdiera el pedazo de plástico que llevaba en la billetera, realmente me hace sentir como un idiota.