Habitualmente no tomaba reparos en su aspecto después del baño, pero esta vez se esmeró un poco en los escasos cinco minutos que podía tomarse libremente antes de vestirse, claro está, con la importancia del caso, para no llegar tarde al trabajo. Notó entonces, que un nuevo lunar había aparecido sobre su hombro izquierdo, era rojo y redondo con un vello como púa creciendo al centro, no soportó la falta de estética y se arrancó el pelo con una pinza. Observó el bultito palpando y pellizcando con cuidado su textura para no lastimarse. Se terminó de vestir y se fue ala oficina.
Esa misma noche, luego de la acostumbrada jornada, preparó la ducha para un baño tibio. Nuevamente se paró frente al espejo para seguir curioseando sobre el lunar. Sorpresa, un nuevo pelo asomaba en el lugar del que se sacó por la mañana. Trató una vez más de quitarlo pero hubo dolor, como si despellejara un padrastro acompañado por un poquito de sangre. Entró a la ducha evitando pensar en la redonda carnosidad. Por la noche sintió mucho malestar, como un peso sobre la espalda que le caminaba hasta la nuca. Tomó una aspirina con manzanilla para incentivar el sueño.
Por la mañana se miró la marca de carne, seguía allí, pero esta vez había una igual en el hombro derecho, tuvo miedo. Visitó al dermatólogo y, tras un examen minucioso, el doctor creyó conveniente que consulte con el oncólogo. Ese día apareció uno nuevo pero al lado del brazo, al siguiente tres más en diferentes partes, cada uno con sus respectivos pelos.
El doctor revisó con exquisitez las abultadas pigmentaciones. No había duda, era un cáncer que hacía metástasis velozmente y no tardaría en cubrir todo el cuerpo. “Señor, solo le queda una semana de vida a lo mucho”, le dijo el galeno. Al salir del consultorio sintió que todos lo miraban, pasó por un vidrio polarizado y en su reflejo pudo notar que ya estaban poblando su rostro. Llegó a su departamento, puso sus cosas en orden y se paró frente al espejo para verse morir lentamente, pensando en lo eterno que pueden ser cinco minutos.
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