Finalmente, los animales comprendieron que la solución era una sola. Y recurriendo a todos los medios disponibles según sus propias posibilidades, cercaron todas las ciudades y poblados. Para ello los cóndores sobrevolaron el espacio, acarreando largos cables de acero que luego trenzaron sobre las edificaciones, las arañas tejieron como nunca lo habían hecho para fabricar una espesa red protectora y los paquidermos, leones y animales feroces se transformaron en enhiestos guardianes de cada una de estas fortalezas. Al fin y al cabo los que permanecían en cautiverio eran la especie más depredadora y dañina de todas las especies, la única que no se merecía ni siquiera una minúscula parcela de libertad…
Texto agregado el 28-08-2005, y leído por 367
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Lectores Opinan
31-08-2005
claro! así mismo, es lo que se merecen, ni medio centímetro anemona