Estaba pensando, sintiendo,
escuchando, con la cabeza a millas del cuerpo, lejos,
palpitando un recuerdo:
aquel beso bajo la parra
en aquel domingo imperceptible,
donde no alcanzaste a decir, sólo a murmurar:
"¿Por qué te acercas tanto?"
...y adiós cuestionamientos, adiós enredos.

Porque ahora me tienes y te tengo,
te oigo, te veo y te huelo, el aroma mío y el tuyo
en un solo perfume;
Como al siguiente domingo
que te enredabas en las sábanas nuevas
que compré para estrenarte,
compartiendo sudores, cuando el amanecer nos aturdió de súbito
con la culpa de nuestros engaños:
Tú, pensando en quien te espera en casa,
y yo, queriendo olvidar que tengo cita con el oficial del registro.