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Un día decidí escaparme, escaparme de esa casa de Flores, no por el barrio, era la casa que me incomodaba, tampoco se si era la casa; lo que realmente no soportaba era el sótano, por ahí si les cuento como empezó todo se den cuenta porque...


Era una tarde soleada, un 27 de julio de 1965, esa tarde, esa misma tarde había ocurrido un asesinato en Flores, a tres cuadras de mi casa, según la radio el asesino era un paranoico, cínico y desquiciado que además de cometer los homicidios se llevaba sus cabezas.
Yo tenia apenas 5 años y mamá odiaba que escuchase esas noticias, yo realmente no las tenia en cuenta, era feliz corriendo por el comedor, pero siempre me frenaba un segundo, un instante eterno, para asegurarme que la puerta del sótano estaba cerrada como siempre, con su candado negro casi despintado y desgastado como las maderas astilladas de la puerta del sótano. Un segundo me bastaba para recordar los regaños de mi padre por acercarme a ese sector de la casa, quizás eso era lo que lo hacia al simple sótano, más interesante.
Los noticiosos de la radio eran cada vez más frecuentes con respecto al asesino, mi madre maldecía y me mandaba a mi cuarto a leer, no quería que escuchará esas cosas, mi padre llegaba tarde, siempre después de cenar, siempre cuando yo estaba acostado, siempre.
Una noche escuche a Papá discutir con Mamá, fue una discusión muy intensa que termino en un grito.
A la mañana siguiente mamá estaba cocinando para el almuerzo carne al horno, pregunte por papá, ya que no estaba desayunando y mamá dijo que había salido más temprano a trabajar. Mamá después de ordenar un poco la cocina salió de compras, yo empecé con mi recorrido diario por el comedor y me detuve un segundo, dos, tres, mis ojos no podían comprender, el candado no estaba, pensé un instante y no dude en develar el misterio que ocultaba esa puerta, la abrí y baje las escaleras, trate de contener la respiración un segundo, cuando mis ojos se tropezaron con esas miradas, nueve cabezas colgadas del techo, dieciocho ojos ensangrentados. Mamá jamás volvió

... quizás tampoco sea el sótano, quizás tampoco las ocho cabezas, quizás solo una, o talvez la mentira de mamá, ...papá no había ido ese día a trabajar.
FIN

Texto agregado el 28-08-2005, y leído por 112 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
29-08-2005 Que imaginacion terrorifica has imbentado!!!! muy buena mis***** espero que no fue tu padre!!!!! ja ja jaaa besossss nilda. por una letra no somos hermanos!!! NILDA
 
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