En el umbral de la pobreza,
donde la muerte nunca llega,
pues siempre está presente,
ayome yo en mi camastro,
olvidando a duras penas,
el coste de la vida, el rugir de mi barriga y otros dilemas.
Cuando de repente,
vi surgir de la oscuridad un ente,
apenas visible con la luz de mi endeble vela.
Se acerco a mí con decisión,
mientras yo me sumergía en el trozo d manta,
estúpida forma de protección,
sí, pero muy utilizada.
Pensé si seria un espejismo o quizás un encantamiento,
o un producto de mi mente despojada de alimento.
se aproximó lentamente,
como si quisiera dar suspense,
a cualquiera que fuera la razón de su tormento.
Se acercaba mientras yo de miedo temblaba,
y cuando llegó al borde de mi cama,
no pude evitar un grito al ver su cara,
¡era la muerte que me buscaba!
Era oscura, con capucha y guadaña,
tal y como yo había imaginado,
en mi mas tierna infancia,
Con un leve gesto me tendió la mano,
y yo le acerqué la mía temblando,
su tacto era inerte, de un frío eterno,
fue entonces cuando Desperté con sobresalto.
Tan sólo había sido un sueño.
Cuando volví a la realidad vi que estaba en mi cama,
rodeada de la oscuridad que siempre me embarga,
entonces descubrí que morir era lo que verdaderamente anhelaba,
mi solución para librarme de esta vida, de éste melodrama.
Y con un hilo de voz tan fino que apenas sobrepasaba el silencio,
pedí a la muerte que me llevara,
no quería soportar más la tortura que es tener que vivir en un mundo que no te aporta nada,
solo hambre, miseria y una falsa libertad vigilada,
por aquellos que controlan el mundo y caminan a sus anchas,
cambiando ilusiones por muertas esperanzas.
Grité hasta quedar sin aliento,
Rogándole que adelantara su llegada,
pero no halle respuesta que me calmara,
solo un leve maullido,
Probablemente de un gato,
molesto por haber sido despertado.
Di un leve resoplido,
sabía que por mucho que gritara .
eso no serviría para que se me contentara.
Nada que negociar,
pues siempre estaría sumida en mi soledad,
sufriendo en eterna condena,
hasta el día del juicio final.
Quizás así halle el consuelo y el descanso
que siempre quise encontrar.
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