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EL SUEÑO DE AMALIA

Creo que puedo abrir los ojos.Veo el cielorraso y no sé donde estoy ni como me llamo.Solo sé que soy una persona vieja,que tiene los brazos acribillados y amoratados por las agujas de eso que está detrás mío.Estoy en esta cama? Camilla? Estirada y no puedo mover un músculo aunque me lo proponga.Ese cielorraso está gastado,tiene tantas grietas.Cuantas miradas lo habrán repasado,limado,perforado.Miradas perdidas,miradas de miedo.Miradas de contricción.Miradas de pánico.Ese cielorraso sabe más de nosotros que esos doctores que a veces pasan y miran un letrero al pie de la cama y anotan y siguen pasando…Tambien escucho voces,deben ser monjas, escucho el ruido del pasillo,escucho las ruedas oxidadas del carrito del almuerzo,el saludo de ese tonto que siempre pregunta y cómo esta la abuela hoy y de alguien que viene siempre y se queda sentada allí,sé que es una mujer,pero no sé quien es.Qué será esto?me habré muerto?No puedo hablar,no siento nada…si tengo musculos,estarán a kilómetros de aquí…me siento confundida.No sé cómo,pero intentaré contarme algo que quizás me haya pasado,aunque sea por la imaginación.Así que voy a suponer que alguna vez fuí joven,y que vivía sola en una casa grande en el barrio de Mataderos,y tenía limoneros y tenía flores en un jardín bastante grande.En esa época conocí a alguien,un hombre con el cual empecé a salir,y ese era un hombre extraordinario.Sí.Pongamos que era un hombre extraordinario,y era así porque siempre se reía y tenía brillo en los zapatos,pero un brillo deslumbrador,cuando caminaba,especialmente de noche,yo no podia mirar la vereda,porque Juan la iluminaba con su risa y sus zapatos de charol negro.La gente se asomaba de las casas y se quedaba murmurando.-Ahi vienen-decían-ahi van-repetían.Y como éramos jovenes,ni siquiera mirábamos atrás,porque no teniamos recuerdos,eso,no teniamos historia.Que más vale.Y la historia la comenzamos a hacer ese caluroso dia del año mil novecientos cincuenta y siete cuando en plena época de Perón me dijiste que vos eras antiperonista y que estabas enamorado ,bah,te me declaraste ahí nomás,en la puerta cancel del pasaje Saravia.Que no es lo mismo una declaracion en un pasaje que en una calle,sí señor.Por lo bueno y por lo malo.Y yo tenia la familia,los hermanos y los sobrinos que todos vivían en el pasaje o muy cerca.Y como estaban tan cerca,escucharon de nuestro amor,de nuestros jovenes cuerpos estrechándose,gimiendo en la obscuridad de un Mataderos nocturno,barrio de tango,barrio lejano,barrio reo.Y lo mejor que se les ocurrió es hacernos la guerra.Hacernos la contra.Pero, cómo la tía.Con ese tipo.A su edad.Y tanto hablaron que al final me vino a ver el otro Juan,mi cuñado:-Mirá que sos sonsa-me dijo-ese tipo te va a joder la vida.Dale el olivo cuanto antes.
Yo lo tomé como una declaracion de guerra y lo saqué carpiendo.Ja! venirme a mí con consejos ese perdulario,un chantapufi de cuarta que le metía los cuernos a Dolores con cuanta chinita se le atravesaba!
Asi que siguió (supongo) mi amor con el Extraordinario Juan.Cuando subíamos al cientotres por Avenida del Trabajo,todos los pasajeros nos recibían amablemente.Era como si nos conocieran de toda la vida.Y en la milonga eramos los mejores.Una vez en el Social, ganamos el primer premio.Teníamos la vida comprada y,quizás,un porvenir asegurado.Ibamos al centro a mirar las vidrieras y volvíamos como a las doce,entusiasmados y haciendo planes.Y hacíamos el amor,claro.Y luego fumábamos,lo que yo nunca.Y en esa obscuridad del barrio del Sur,dibujábamos nuestro amor con esas brasitas ardientes que se iban gastando,rápido,rápido.Y así de rápido,yo supongo,se fué nuestro amor.Fué en invierno.Yo llevaba un tapadito gris con cinto y botones marrones y él sus zapatos de charol.Que ya no brillaban.Estaban opacos,sucios,desgastados.Habiamos ido al centro como siempre,a ver las vidrieras.Pero esta vez levantamos la vista y nos vimos de verdad.Y echamos cuenta que no era para nosotros.Porque no eramos tan jóvenes.Eramos grandes,y en esa época no es como ahora que todo vale,en esa epoca era peor,porque todos te acusaban,te extorsionaban Amalia,ya me acuerdo de mi nombre, me extorsionaban Amalia,me hicieron dejarlo para siempre y yo me convencí de eso,yo me convencí y ahora que lo recuerdo quisiera explicárselo a ella que se asoma con su cara pensativa,mi sobrina,que tanto discutimos,que tanto nos peleamos porque somos los irónicos Ochoa,la familia mas jodida del barrio,que nos odia y nos quiere al mismo tiempo y no sabe ya qué hacer con nosotros. Ahora que te veo sin mirar,sí que te recuerdo,Elba,sí que te tengo aquí,aquí,sólo que no me puedo mover,ni te puedo hablar y lo único que puedo hacer es respirar el oxígeno que me mandan por ese tubo,porque si yo pudiera,si yo pudiera…te diría tantas cosas..Qué tristeza no poder despedirse.Qué tristeza,Elbita.


Texto agregado el 27-08-2005, y leído por 249 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
19-12-2005 Recien leo este tuyo y me gusta. Porque entretiene, porque te incita a llegar al final aunque ya sabes que va a ser "ese" final. Tiene un humor muy fino y muchos sentimiento. En realidad me gusto y listo, que tanta chachara! akarles
08-10-2005 No entiendo la relación entre la camilla y el pasado... sí, sé que ella la cuenta, pero está ahí porque el fulano le jodió la vida de verdad? samorales
29-08-2005 Muy conmovedor, te comunica con fluidez. Muy buena estructura. Me encantò. Abrazos Mujerdejade
29-08-2005 De verás que bonito texto...***** silvania
28-08-2005 Gracias por invitarme a pasar voy a ti libro para conversar con vos. Yvette NINIVE
28-08-2005 Muy bonito. Bien estructurado y con mucho ritmo. robin05
27-08-2005 Hermoso! Me gustó HoneyRocio
27-08-2005 Muy bueno. Me gustó HoneyRocio
 
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