Al final, todo es cuestión de amor
-¿Cuándo pasara el dolor? ¿Cuándo va a terminar?-
El rostro de mi hermano se veía sombrío, a la luz del fuego. Su mirada se perdía en el horizonte, y la pregunta era formulada al viento, más que a mí.
-no sé. En realidad no estoy seguro de que alguien sepa la respuesta exacta-
Lo observe en silencio. A pesar de que era joven, tal vez había perdido su última posibilidad de amar. El ruido de una explosión atrajo nuestra atención, desvió nuestras miradas hacia el lado Este. Desde la colina, teníamos una vista que dominaba la mayor parte de la ciudad. Era lo suficientemente alta para que los gritos llegaran ahogados.
-Mira Gus, ahí vivía el Riquelme, te acuerdas-
-era un imbecil, así que me alegro-
Se notaba que estaba realmente apesadumbrado. La verdad, es que yo no me sentía muy contento con la situación tampoco, pero por el momento debo reconocer que su vida sentimental no era lo que más me importaba. Las maquinas, o lo que fuera que fuesen, se acercaban con una rapidez alarmante, y nuestro “mirador” ya no se veía tan seguro.
-lo que no entiendo, es como pudo terminar contigo a pesar de todo lo que esta pasando-
-me dijo que debía pasar los últimos momentos con su verdadero amor-
-ouch, ¿quien?-
-Riquelme, irónico ¿no?-
Esta vez la explosión fue tan cerca que sentimos el temblor bajo nosotros. Miramos en la dirección donde alguna vez estuvo el barrio alto de la ciudad. Ahora era solo un hoyo llameante. Pero el Gus no tiene cara de querer moverse de su lugar, parecía resignado.
-tú sabes que si ella estuviese viva, no estaría aquí contigo-
Me mira simpateticamente y luego vuelve a mirar al horizonte
-lo se-
Por un momento pienso en lo surrealista que debe verse esta escena. Dos hombres, en medio de laseres, explosiones, muerte. Un hombre en paz con la vida, con nada que perder. El otro, un hombre enojado, frustrado con la vida que lo privó de algo vital. Tal vez debiésemos hacer algo, pero nada se me viene a la mente. Solo sé que pronto estaré con ella. Suena cliche, pero a estas alturas, eso a quien le importa.
-Tenemos los mejores asientos para el final del mundo, y ninguno de nosotros esta preocupado de la muerte. En nuestras mentes solo hay espacio para el único sentimiento que al final vale la pena, el amor. ¿Te das cuenta?-
No me estaba escuchando. Sonreía a la vez que sus ojos estaban fijos en cierta parte de la ciudad. Seguí su mirada y observe la destrucción de un barrio completo.
-oye, ¿¿no era ahí donde vivía la Adela??- le digo
Lo veo pararse y dar la media vuelta.
-Supongo que no te vas a quedar ahí sentado, tenemos que buscar otro lugar. Los extraterrestres van a llegar acá en cualquier momento- me dice
Lo medito un instante, pero el tronar de otra explosión me saca de trance. Me paro y veo que el Gus ya esta corriendo.
-Lo siento mi amor, pero surgió algo mas importante- murmuro mientras corro por mi vida.
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