Hace mucho tiempo, cuando la humanidad iniciaba la exploración espacial, en tiempos cuando la energía consumida por los humanos se limitaba energías fósiles, limitadas por el poco suministro de los mismos e incitadas por la necesidad de más energía, ciertas naciones se embargaron en guerras para asegurar el suministro de petróleo por un periodo de tiempo mayor al estimado.

Las cosas no marcharon como la tenían planeado y la demanda de energía aumento agudizando la crisis. Las grandes ciudades, más dependientes de esta energía fueron las más afectadas, mientras que unas cuantas naciones que disponían de tecnología nuclear dispusieron esas tecnologías para la generación de energía.

Para mediados del siglo XXI se desata la tercera guerra mundial. Las naciones luchan por energía y por poderío económico. La guerra fue cruenta y muy costosa, esta consumió casi la totalidad de los recursos energéticos existentes. Pero esta guerra nos obligó a identificar nuevas fuentes de energía.

Nos volcamos al sol, a la gravedad, al hidrogeno, a la energía nuclear, grupos humanistas luchaban por hacer cumplir los tratados de uso de energía renovable. Pero por más hecho la salida no se lograba identificar.

Entrado el siglo XXII el planeta fue testigo del primer éxodo permanente. 3 naciones financiaron el establecimiento de varias familias de forma permanente en las dos estaciones espaciales y en la base lunar. Este fue el inicio de lo que conocemos como la segregación humana.

La tierra fue utilizada como productora de alimento, mientras que en el espacio, científicos y especialistas trabajaban en sistemas de aprovechamiento de energía. Sistemas híbridos de transformación de energía por contracción, calor, choques y solar eran la fuente permanente de energía para las estaciones espaciales.

Los años pasaron y las cosas mejoraron para los que habitaban en el espacio, en la tierra la densidad poblacional descendió drásticamente. Mientras que en el espacio, las estaciones y bases espaciales aumentaban.

Los espaciales, personas pequeñas incapaces de soportar la gravedad de un planeta por mucho tiempo se valían de mecanismos robóticas para la exploración y movilidad en territorios con gravedad superior a los 4 G. Los que permanecieron en la tierra, más altos y físicamente más robustos se dedicaban a la supervisión de las ambientes de producción de alimento y energía en la tierra.