18
Esa noche Camilo casi no puede dormir y al día siguiente después de ducharse y leer en la habitación de su hotel los periódicos del día, como es su costumbre, empieza a recordar los acontecimientos sucedidos, comprende que todas sus visitas al mensajero, fueron una especie de viaje mental o simples ilusiones, pues ni siquiera el templo existía en la ciudad. Está cansado, sus párpados están pesados y cierra los ojos e intenta dormitar un poco pero el recuerdo del templo lo tiene en forma permanente en su mente, se ve así mismo caminando por las calurosas calles de Barranquilla, recorriendo el camino que le es tan conocido, es un sendero que lo lleva directamente a las calles empedradas y al templo, llega hasta su costado izquierdo y allí está la puerta, empieza a subir uno a uno los escalones de madera hasta llegar al último.
.-Estás ahí? Pregunta como siempre lo ha hecho y no hay respuesta.
Camilo repite la pregunta mientras observa la puerta abierta y al no obtener respuesta coloca un pié en el interior del lugar por segunda vez.
Nada ha cambiado, la misma oscuridad y el silencio es lo único que percibe. Sus ojos intentan penetrar más allá, en la propia penumbra, pero no puede ver nada. El lugar siempre lo ha llenado de temor, pero en esta oportunidad, Camilo está furioso y empuja la puerta solo para comprobar que está vacío, por lo cual grita.
.- Son todos unos miserables y malditos mal nacidos...!
El silencio es total, Camilo sigue gritando y penetra al lugar caminando por todos sus rincones y un rato después, empieza a retirarse del lugar, cuando una respiración fatigada le advierte que no está solo.
Camilo se detiene cuando escucha la voz inconfundible que manifiesta con tono de burla.
.- Que decías a gran voz...?
Camilo, gira su cabeza en forma instintiva hacia el lugar donde sale la voz, pero solo percibe la oscuridad, sin embargo escucha
.- Volviste a encontrar el camino?
Camilo voltea bruscamente su cuerpo para enfrentar a quien le habla y lo ve. Allí en uno de los rincones cubierto hasta la cabeza con su vestido de fraile, se encuentra él de nuevo.
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