Siento mis manos sucias, con lodo, con tierra y polvo, sudor y algo de sangre. Las friego, pero parecen extrañamente limpias, puras y sin cicatrices. Me calmo y respiro, pero siento el hedor de la sangre, el molesto picor del polvo en mi nariz, y todo proviene de mis manos. Las limpio, las limpio con agua y las lavo, les pongo jabón pero al parecer están limpias, las seco con un paño de seda blanco y éste queda negro, como si fuese lodo. Miro mis manos y están limpias, las siento sucias y con polvo, con tierra, con excremento y sangre, orina y aceite. Las oculto, me coloco guantes y las aparto de mi vista. Mi cuerpo, lo siento sucio, asqueado, lleno de lodo y polvo, sangre, sudor. No lo soporto, me baño y lavo mi cabello, mis extremidades, mis ojos y mis labios. Me limpio, me seco con una toalla de seda y aparecen figuras de lodo en ella. Me miro al espejo y no me soporto, estoy sucio, estoy y sigo sucio. Veo una ventana, un par de navajas, unas pastillas y algo de alcohol. Así no me sentiré sucio, inconciente, algo muerto y aturdido, algo vivo. Tomo las pastillas y las mezclo con alcohol, parece que vuelo, me pierdo en colores y sensaciones asquerosas que simulan libertad, aún me siento sucio. Me pongo de pie, tambaleándome y veo a la ciudad y sus ruidos, su gente, sus voces estruendosas e inquietantes. Mis oídos sangran y los cubro con lo que encuentro, siento que el ruido me consume, atraviesa mis manos y las hace sangrar…. Despierto, la luz del sol me volvió la mente… veo un charco de lodo junto a mi, pero ya no estoy sucio, la navaja sujetada débilmente por mis dedos, la suciedad escurre a través de ella, como si fuese un río de mugre, de suciedad. No lo soporto, la aparto y fijo mis ojos en mi brazo, destrozado por la navaja, por la sangre, por la libertad...
(Seré libre… dime cuando,… no me siento libre, estoy atado al pasto, la tierra y sus colores, alucino con pisar y respirar las nubes, ellas se burlan de mi inconciente realidad… )
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