Esa noche antes de acostarse notó que había demasiada gente en su casa. Las personas lo miraban como esperando algo, muchos de los que estaban en su cuarto eran desconocidos, otros eran vecinos, familiares, amigos y compañeros. Miró el reloj, este marcaba las 10:10 de la noche. Se acercó a uno de sus primos a quien reconoció al rompe al pasar la mirada por un grupo de gente que lo miraba expectante. Que esta sucediendo? - preguntó, pero no hubo respuesta. El primo solo abrió los ojos, no en señal de asombro sino como si estuviera loco. Miguel se sorprendió de su actitud, volvió a mirar a su alrededor y notó que todos tenían la misma expresión de desquicio. En un acto lógico por entender lo que sucedía, fue hasta el calendario y confirmó que no era el día de su cumpleaños. Preguntó en voz alta pero nuevamente no encontró respuesta, ninguno de los personajes que se encontraban en el lugar respondía. Comenzó a desesperarse. Una taquicardia sonora lo atacó, sentía el latir del corazón tan fuerte como el sonido de sus pensamientos. Se pasó las manos por el cabello y se despeinó por completo, quería entender que estaba sucediendo, porque había tanta gente en la casa y porque actuaban de esa manera tan extraña. Se levantó de la cama en donde se encontraba meditando, en vista de que una vez mas no consiguió respuestas decidió sacar esas personas de su casa. ¡Fuera!,!fuera¡, les repetía con furia, pero nadie se movía, todos parecían estatuas que no manifestaban respuesta a ningún estimulo, Miguel no lo podía creer, esto tenia que ser un mal sueño.

Salio de su cuarto en busca de aire, pero su sorpresa fue peor cuando descubrió que también en la sala se hallaban cientos de personas amontonadas. La angustia fue total, un aire frió le recorrió el cuerpo y el erizo los vellitos, Miguel corrió hacia la cocina para buscar algún arma, pero allí también había gente. Sin poder controlar el miedo se lanzó hacia la puerta, pero no pudo abrirla, desesperado la sacudió unas cuantas veces mientras veía las miradas perturbadas de los visitantes, estos comenzaron a acercarse lentamente hacia el, miguel arrugó el entrecejo como desconcertado por los acontecimientos, la respiración comenzó a cortarse, los latidos de su corazón se hicieron mas intensos y le retumbaban en la cabeza produciéndole una sensación de aturdimiento. Como pudo, escapó de las manos que se acercaban moviendo los dedos, corrió de espaldas mientras observaba como estos maniáticos se volvían hacia él, sintió muchos dedos en la espalda que intentaban asirlo, se soltó lleno de pánico y calló al suelo. Ahora venían todos, los del cuarto, los de la sala y los de la cocina. Miguel se arrastraba por el suelo viendo desconsolado el final de sus días, tropezó con una pared premonitoria que le negó la huida . Los extraños visitantes le rozaban la nariz con las uñas, él espantaba los incómodos dedos con manotazos desesperados, cuando no pudo contenerlos se cubrió el rostro con los brazos....una oscuridad densa lo envolvió.

Poco a poco abrió los ojos, se levantó de la cama y sonrió satisfecho, que sueño mas idiota se dijo. En ese momento prendió la luz y vio los visitantes alrededor de la cama.