El final se acerca, de todas las personas, eres la única que veo... a través de los poros, diminutos, microscópicos, te veo. Yo se que tu me oyes, de alguna forma me ves. Mi historia es mas increíble que todas las muchas que has oído en tu vida. Tal ves ni siquiera termines de entender, a lo peor y nunca me creas. A pesar de todo, me puedes oír, jamás verme.

Hace unos cuantos años, mientras leía entretenido filosofías ancestrales , sentí un leve mareo que me consumió lentamente en una terrible somnolencia. Mis ojos se cerraron pesados. Una insoportable levedad y pasividad invadió mis sentidos, me llevó de a poco al mundo insospechado que se esconde tras la conciencia. Los sueños afloraron incontenibles y esparcí por en medio de la incertidumbre pedazos de seguridad que me engañaron con vileza. Cual fuera mi sorpresa cuando aparecieron imponentes unas fauces gigantescas que soplaron fuertemente cerca de mi rostro y me enviaron al lugar en donde aun me encuentro, aquí mismo donde me descubres. Si, de un soplo me ubicó tras cuatro paredes de celulosa. Tu veras solo una, pero yo esto en medio de cuatro, la superior y la inferior delgadas como el hilo, las laterales anchas, como una manta sobre mi. He visto pasar el tiempo, he conocido de los pesares de muchos, inclusive morir a otros. Sobre mi, han caído lagrimas pesadas, que me ahogan pero no me matan, he visto los ojos pasearse sorprendidos por las noticias en mi impresas, supe de tu sospecha, así como de tus ansias. De a ratos alguien me libera: las paredes se abren, al tiempo que mi piel se desgarra y mis órganos se separan, un dolor tan cruel, como el que nadie ha vivido jamás. Pero la maldición no cesa, las fauces me devuelven a la prisión, sin que pueda entender la razón de mi castigo.

Ahora no se si lo percibas, pero te veo pensativo. Siento que tus ojos descartan la verdad de lo dicho. Talvez si te dijera que mis pesares son un sueño te reirías de mi desconsuelo. Talvez si te susurrara al oído podrías creerme. Acaso si comprendieras que la vida que recorres, es el sueño que yo padezco. Quizás... entenderías lo que te cuento.