Cuando un hombre, o una mujer, de sensible alma y pensamiento dramático se encuentra enfermo, piensa cosas que luego escribe, pinta, esculpe o canta.
Y claro, enfermo se puede estar de muchas cosas: enfermo es el enamorado, y enfermo cae quien no se enamora; enfermo de odio está el intolerante, y preso de su incertidumbre es el enfermo de libertad; aquel que padece fiebre y escalofríos está enfermo, al igual que enfermo es el pletórico de energías; enfermo está el ciego que todo se lo imagina, y también es un enfermo el que cree que todo lo ve; enfermo es el que está vivo, pues la vida es lo fundamental para la enfermedad, no enfermo pues, parece ser únicamente el muerto...
Yo he tenido muchas de esas enfermedades, y otras tantas tendré, pues estoy vivo. No me preguntes por qué escribo lo que pienso, y pienso lo que escribo; la respuesta es que estoy enfermo, enfermo de ese virus que no es sino la vida; que se multiplica mientras el tiempo trata de extinguirla en vano.
Damas y caballeros, enfermen de lo que quieran, porque es lo que verdaderamente les hará sentirse vivos. |