Tiempo I
Mis dedos que rodean el vaso algo frió por el hielo, con aquel licor que progresivamente me hará tener mas valor...
Y tú a la distancia...
Mientras un trago baja desde mi boca hasta tus ojos...
Y la luz...
Y la no luz que perpetua tu cabello...
Y tus ojos...
Y los rayos de colores que recorren tu cuerpo guiando mis ojos por un sin fin de tormentosas perfecciones, mientras las sombras me regalan las incógnita de tus verdades...
Y el ritmo de aquella estruendosa melodía inolvidable…
y tu, que con tu cuerpo te acercas al mío...
Y mis ojos que exploran un sin fin de posibilidades para llegar a ti...
Y tu cómplice de mi timidez, sigues adelante, acercando tu lascivia humanidad a mí reconstruida esperanza...
Y tu que sigues siendo verdugo de mi estupidez, sonríes cerca de mi boca mientras sigues, tu trasegar hacia un destino impreciso...
Y yo cierro los ojos... Y un sin fin de respuestas a mi pregunta durante esos eternos segundos...
Y, el que quieres?
Y, el que haré?
Y entre mis pocos intentos de Casanova, creo el plan perfecto para llegar a tus labios, el cual abandono cuando al mirarte, tus ojos jueces implacables denuncian mis negras y placidas intenciones...
Algunos minutos y otro sorbo de valor... Y mi mano tomaba la tuya... Y tu cara que voltea, con tus ojos fijando los míos, para poner tu cuerpo en mis brazos y bailar aquel vals que desde aquel momento seria nuestra canción, algunas palabras y una que otra sonrisa y de pronto el silencio, aquel que al mirarnos a los ojos queremos romper... Y el fin del baile y el fin de la magia...
Yo magia...
Tu magia...
Dos en silencio...
Y miles de palabras ahogadas...
Yo aquí... Tu allá... Y el resto del mundo testigo de un doble silencio...
Tiempo II
Algo de humo que acompaño el tormento... Y tu mano en mi hombro...
Algo de humo que acompaño tu boca...
Y algo mas de mi tormento...
Y tu mano que masoquistamente bajo por mi brazo rozando mi cintura, y se poso en mi mano...
Mi mano... Con su infinito idioma...
Que al tomar la tuya decía cosas, que mi boca no era capaz...
Y tu cerca de mi dócil serenidad...
Sonreías para derribar cada muralla que ponía para que mi ejercito en conquista no retirara sus tropas ante tus ojos...
Y tu cerca acababas con mis intentos de intelectual inflexible...
Y tu cerca... Y yo en silencio inmóvil...
De nuevo tu cuerpo en mis brazos y ahora tu cara en mi hombro...
Mientras tu...
Abrazo que hizo temblar hasta mi orgullo...
Mientras tu cabello lujurioso se enredaba en mis labios al bailar...
Y de pronto mi mano limpiando tu cara de aquel cabello rebelde... Y mis dedos que llegaron en silencio a tu cuello, tocando levemente tu suspiro algo nerviosos por mis intentos...
Tu cara cerca de mi oído...
Y mis besos que impacientes guardaban las palabras que no te he dicho...
Mientras tu alevemente, exploras mi cuello con tus dedos, dejando que el temor empezara a recorrer mi espalda...
Y mis ojos que frente a los tuyos sabían sin querer que todavía no era el momento...
Una mirada...
Otro abrazo y un silencio...
Y el fin del segundo vals...
Mientras nuestras manos quedaba solas con nuestra humanidad a cuestas, tu sentada en tu mesa...
Yo escondido en mi trinchera...
Y un trago mas de valentía...
Tiempo III
Sin pensarlo, tus ojos me sentaron a tu lado... Y mientras bebía, escuchaba muy cerca de mi oído un sin fin de historias que te hacían ver un poco más inocente...
Yo, perverso en una vida de eventos inolvidables, te miraba...
Quite las barreras impuesta por terroristas pasadas...
Firmando un convenio de paz entre mi miedo y tu ternura...
Firmaba ese trato implícito y silencioso, de dos que en la noche se encuentran...
Y mi mano en tu mano, y tú otra en mi pierna y mi otra en el vaso y tu boca en tu historia y mi oído en la boca, y así la lejanía se iba acabando...
Y mientras el mundo veía como tú y lo poco de mi antiguo yo, de aquel que hace unos minutos, construían entre algunas palabras, algo de risas, y mucho temor un idilio de segundos, minutos y horas...
Y tu historia termino, y el silencio refugio de besos y temores se apodero del idilio...
Tu cabello, en tu cara, en guerra constante con mis dedos que en sus esporádicos ataques de ternura cumplían con el trato hecho con mis ojos para poder ver los tuyos, mientras poco a poco íbamos creando ese puente invisible entre tus labios y mi boca, mientras cómplices tus ojos que nerviosos decían acércate discutían con tus manos que decían detente...
Y yo y mi inseguridad impuesta por años de soledad luchábamos contra el universo que hacia ver el mundo mas y mas insignificante frente a este momento...
Tus manos algo frías...ahora están frías, inexplicablemente frías …
reclamaban algo de tranquilidad en el momento…
y tocaste mi cara y como un salvavidas en un naufragio el baño fue tu salvación, o diría de pronto la mía...
Años de incesante soledad desvanecida con la sonrisa de la niña que en una noche acababa con todas mis dudas, era como el muro que caía , como la venda que libremente al soltar su nudo me hacia entender que un nuevo motivo deliciosamente perturbaba mi vida...
Tiempo IV
Al horizonte, tu singular figura se acercaba mas temerosa que segura, me tomaste de la mano, mientras en la barra , dos vasos esperaban por nosotros...
Entre un trago y otro, tu mirada fijamente en mis ojos...
Y cómplice, el ruido nos acerco...
Mi mano en tu cintura...
Y cerraste los ojos mientras la otra recorría cada parte de tu cara hasta llegar a tu boca, que castigando mi no valentía, se alió con tus manos para sin poder reaccionar... tomar mi cuello y acercarse bruscamente a mis labios para flagelar mi vida con un beso...
beso de aquellos que el tiempo nunca borra…
y que empieza cuando y después de unos segundos te alejas y mirándome a los ojos, mordiéndote tu labio lo repites...
Disipando mis antiguas dudas y regalándome incógnitas futuras...
Tu mano perfectamente coordinada con tu boca acaricia mi cuello, desde aquel hasta el cabello, incitando a mi espalda a contraer su nerviosismo para que no descubras mi lasitud...
De pronto te alejaste y sonreíste mientras a tu mesa te acercabas...
Yo impávido e inmóvil mire hacia abajo y sonreí como lo dice el manual…
Tu copa y la mía en mis manos, y ahora en tu mesa...
Y el silencio cómplice de esos eternos minutos en que me dijiste – tranquilo – y me besaste de nuevo...
Tus dedos que apretaban mis miedos y tu cabello que odie por dos segundos cuando se metía en mi boca...
Y la noche y las horas y los dos que después de algún tiempo salimos del lugar...
Entre el humo del cigarro y la niebla de la calle caminamos alteranando dos o tres pasos con los constantes ataques de pasión que algunos momentos atrás nos habíamos regalado...
Tu insegura mordías mis labios... Mientras yo inconsciente acerque tu humanidad a la pared... la imperturbable calma de la noche cobijaba nuestros lascivos actos mientras en tu mente y en la mía solamente una idea y pocas explicaciones...
Tiempo V
En mi casa, caían las cosas, presas del afán de dos en la noche.
Tu cabello que ganaba la guerra a mis manos, mojado por el nerviosismo de tus actos y mis ojos que seguían cada historia contada durante esos segundos por tu cuerpo...
Y sin quererlo los recuerdos que aparecieron...
hicieron un alto en el camino...
Y mientras te abrace por la espalda...
entendías que hay hombres que sabemos decir no...
que hay hombres diferentes...
que hay hombres...
que transformamos una noche...
en el resto de su vida...
|