Inicio / Cuenteros Locales / pioxo / La fiebre de la oscuridad en tus ojos…
	
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 Aterrizas con los labios entre abiertos,
 dispuesta a enterrar las garras
 en la corteza de los árboles
 dispuesta a cocinar una muerte audaz.
 
 El viento ayuda con sus caricias
 a posarte entre ramas y espinas,
 soplas el viento que asoma detrás
 de las puertas, te conviertes en una
 arrogante especie ovípara con las manos
 envueltas de arrugas y canas.
 
 Crucificada entre venas y cenizas,
 rezas entre líneas las oraciones de viejas tierras,
 te cobijas con el humo de las sombras.
 Eres tan arrogantemente viejaostinada
 que te disuelves tan fácil en las manos del reloj.
 
 Eres el minuto más lejano, pierdes la razón,
 conviertes la carne en un disfraz atroz
 en el que se esconden las fantasías ajenas.
 Tu pintura o el retrato que escondes bajo
 el colchón de las costumbres o de la navaja
 a media espalda, tu mirada tiñe ocultas lagrimas
 otoñales en la orilla de la sangrante marea.
 
 La piel ardiente destella el camino,
 y te lleva sobre una tibia y acogedora
 vivencia del amor en los brazos de un fantasma
 irónico, que ama toda la vida que se desprende
 del íntimo sexo agónico. Las fuerzas tatuadas,
 llenas de polvorientos granos de sal y arena,
 refinadas bajo el silencioso sol de tumbas
 Interminables.
 
 Sigues en el juego insaciable de fin de año,
 en el que tratas de convénceme que la piel
 se marchita con las calurosas imágenes
 de ancianos en vías de extinción.
 Para encontrar en mis ojos lo que perdiste
 la última noche que nos vestimos de sangre
 y sal, bajo el vinagre de la oscuridad febril
 que era la mitad de tu amor parroquial,
 y me dejaba estar vivo bajo las partículas
 grises de la vida. Sentirnos emocionalmente
 perdidos de este mundo, en el frío de tu sonrisa.
 
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Texto agregado el 24-08-2005, y leído por 121 
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