Ellos cuánto desearían que sus princesas rosa fueran virginales, hermosas y de cabellos largos dorados Niñas traviesas dispuestas a escuchar y aprender lo que sea Curiosas y generosas con cada parte de su cuerpo Que estuvieran iluminadas con el don de ceder siempre de tolerar todas las mentiras Capaces de pasar por alto las estupideces más grandes Que Los dejen caer en silencio de mirada gris hacia un sueño de obsesión y amor imposible será siempre la amada la princesa de la tragedia
Texto agregado el 24-08-2005, y leído por 148 visitantes. (2 votos)