¡Cometiste una gran injusticia!,
y simplemente fuiste racional…
Arrancaste suavemente tus caricias,
que ya pertenecían a mi mundo emocional,
y yo moría, despacio a tu compás…
Eres mayor, lo se, y yo ¿muy joven para amar?
Pero, la música no tiene edad,
no tiene tiempos y demás…
no le importa que el reloj gire,
ella igual sonara…
Se confundirá en partituras,
notas y acordes que la ordenaran,
le dirán “este es el camino”, pero no llegara.
Si el tiempo lo dirá, me hará ver lo bueno
y lo malo, si eso ocurrirá…
y mientras espero, tu voz
en mi cabeza una y otra vez, se repetirá
como la más dulce de las sonatas,
la mejor partitura nunca escrita,
la mejor obra nunca terminada,
la más bella de las melodías,
aquellas que se escuchan una vez
y parecen encantar…
y en tu mente se repiten, te atormentan
y jamás se van, ni con el paso del tiempo
que según tú… todo borrará.
Y tu mujer de música, ¿eres racional?
si tu corazón te grita que quiere amar,
¿Tú no lo escucharas?, ¿Por qué?
No es por miedo a amar… lo sé,
Talvez, el miedo sea a cambiar tu compás
y a descubrir nuevas melodías,
que te hagan durar más, sentir cada nota,
propia, despacio y suave en verdad…