El pozo del eco
Javier era un pastor que vivía muy cerca de un lago, justo en medio de las montañas del norte.
Se ganaba la vida pastoreando ovejas, de ellas sacaba todo tipo de productos, los cuales los bajaba al pueblo más cercano cada primero de mes para venderlos en el mercado que había junto a la plaza del pueblo.
La vida en la montaña era por norma aburrida y la simple compañía de su perro y las ya nombradas ovejas era lo más emocionante de su día a día, aunque de vez en cuando atacaba algún lobo al rebaño y era entonces cuando sus habilidades de cazador audaz salían a relucir en todo su esplendor.
Muchas veces se acercaba al lago con su caña de pescar y allí pasaba horas pescando e imaginando formas en las nubes que surcaban el cielo azul y se reflejaban en las aguas cristalinas.
Un día camino a su cabaña vio un pozo del que jamás había tenido constancia que hubiera, se acerco y observo que era el pozo más oscuro y profundo que había visto en la vida, sin pensarlo un momento lanzo un grito y el pozo se lo devolvió en forma de eco,
Javier estaba acostumbrado a jugar con el eco en la montaña y descubrir en el pozo esa virtud le lleno de alegría, ese día volvió a su hogar con una sonrisa en los labios.
A la mañana siguiente al levantarse se dirigió al pozo que tenia justo al lado de su cabaña y grito en su adentro, espero unos segundos y no recibió respuesta.
Cogió su mochila como todos los días y se encaminó hacia el lago para encontrase de nuevo con el pozo del eco.
Al llegar comenzó a gritar y recibir respuesta, soltando unas carcajadas que llenaban el silencio que invadía la montaña, sin darse cuenta fue pasando el tiempo y la noche llego fría y silenciosa, cogió rápidamente la mochila y volvió a su refugio.
Al día siguiente repitió la experiencia y así comenzó a pasar el tiempo y Javier estaba como encantado por el pozo que le exprimía todo el tiempo del día y de la noche, dejo de preocuparse por sus ovejas y por su perro, dejo de preocuparse de todo lo que antiguamente era su vida, solo tenia ojos y tiempo para su pozo respondón, y así el era feliz como nunca lo había sido.
Un día volvió a su cabaña a por víveres y descubrió que los lobos habían atacado a su rebaño, no quedaba ninguna oveja en el corral y su fiel perro yacía inmóvil en el suelo.
Javier petrificado y sin reaccionar ante el panorama que contemplaban sus ojos.
Se acercó dentro de la cabaña y recogió lo que venia a buscar, agarro todos la comida que pudo y dirigió de nuevo al pozo, cuando llego por culpa del peso de la comida tropezó con una piedra, sin poder amarrarse a nada, no pudo evitar caerse dentro del pozo, la caída fue eterna, parecía no tener fondo, hasta que al fin algo blando freno su caída, cuando pudo reaccionar asustado encendió el mechero que llevaba dentro de su pantalón e ilumino el supuesto objeto que le había evitado la muerte por aplastamiento y contemplo desencajado que era una mujer que debía estar atrapada en el agujero negro y profundo y que al caer encima, la mujer había dado su vida por salvar la suya.
Se le pasaron tantas cosas por la cabeza hasta que comprendió, que si en vez de haberse quedado pasmado tanto tiempo jugando con lo que le creía que era el eco, hubiera ayudado a salir ha esa mujer, ahora tendría en su vida todo lo que había deseado, su rebaño, su perro y la compañera que siempre había estado esperando.
Así que se quedo sentado con su locura esperando a que algo o alguien pasara para seguir jugando con el eco.
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