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Esa explosión, continuo Camilo eufóricamente, no es otra cosa que el anuncio de la llegada del amo que emergerá de acuerdo a lo escrito por el Visionario..........y el día vendrá con sus plagas, llantos, hambre y luego todo será quemado con fuego de sus entrañas y llegará el reino de las tinieblas, el frío y la oscuridad....!
.-Tu sabes Camilo que no soy creyente, sin embargo, no quisiera estar aquí cuando eso suceda! Dijo Genaro.
.- Será inevitable, contestó Camilo, pues la fecha ya está fijada. Se nos ha permitido a unos pocos descifrar el misterio que se esconde detrás de los números y puedo asegurarte que estamos tan cerca, pero tan cerca, que tendrás la oportunidad de presenciar todo y darnos la razón.
.- Cambiemos de tema Camilo, yo lo miro todo desde otro punto de vista y no puedo compartir tu emoción por esos acontecimientos.
.- Está bien, está bien, no hablemos más del asunto, contestó Camilo, guiando a su cuñado hasta el comedor donde Janeth acababa de servir el almuerzo.
Cerca de las cuatro de la tarde, Camilo empezó en la soledad de su estudio a pensar que su misión había sido cumplida y que debía dar parte al mensajero de la labor realizada, además consideró que se merecía esa recompensa que le había prometido y debía prepararse para estar al lado del Amo, ya que el tiempo según sus cuentas había llegado, por lo cual después de 42 meses, debía retornar a Barranquilla en busca del Mensajero.
Dos días después, la cálida brisa de Septiembre, golpeó la cara de Camilo tan pronto salió del aeropuerto Ernesto Cortizzos. Tomo una gran bocanada de aire y la exhaló complacido, mientras llegaron a su mente recuerdos de su infancia. Una vez instalado en su hotel, decidió buscar al mensajero y su primera sorpresa fue su total desconcierto pues no sabía como localizar el templo al cual había ido tantas veces desde su niñez, a pesar que realizo una frenética búsqueda de la iglesia por toda la ciudad. Camilo se siente cada vez más desconcertado y no entiende lo que está sucediendo. No puede ser que haya olvidado donde se localiza el templo. Esa tarde retorna malhumorado a su hotel y arranca del directorio la guía de oficios religiosos. Marca algunos templos que no ha visitado y decide que reiniciará la búsqueda al día siguiente. Cerca de las seis de la tarde sale a caminar un poco aprovechando la brisa barranquillera y sus pasos lo llevan en forma desprevenida por la conocida calle 72, se detiene unos momentos a observar la labor que tras una ventana de vidrio, realizan algunos colegas suyos en la Emisora Atlántico, continua su lento caminar hacia el Estadio Romelio Martínez y de pronto en una venta de artesanías, observa unas miniaturas de las fachadas de iglesias que existen en el país y no puede creer lo que sus ojos ven. Allí en forma de artesanía, está la figura del templo buscado. Camilo entra de prisa al almacén y pregunta que iglesia es y le informan que está localizado en un pueblo del interior del país, conocido como La Villa de los Caballeros de San Juan de Girón.
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